El antiguo parador del Parque Nacional de Ordesa lleva solitario, vacío, desaprovechado, sin ninguna utilidad específica muchos años. Los habitantes de Torla ponen una mueca de ignorancia cuando les preguntan los turistas qué es de este bello y vetusto edificio de estilo aragonés. Se encuentra a poco más de un kilómetro del Puente de los Navarros, camino de la pradera de Ordesa. Lo separa de los que lo quieren visitar una barrera.

Es una estampa magnífica de la entrada al valle y un icono perdido. Reposa en la esplanada de Andescastieto, a 1.280 metros de altura. Por encima se yergue la mole de Mondarruego, de 2.845 metros de altitud. Es un edificio enigmático que podría servir perfectamente como castillo para una película del Conde Drácula o lo eligiría Stanley Kubrick como su recordado hotel de las Montañas Rocosas en El resplandor. Incluso Iker Jiménez podría hacer psicofonías bajo sus vetustos muros para el programa de televisión Cuarto Milenio.

Solo los más viejos de Torla recuerdan en qué año se construyó el edificio. Piensan que fue tras la guerra civil. No lo tiene muy claro ni Miguel Villacampa, el alcalde de la localidad desde 1999. "Fue tras la guerra civil cuando se abrió la carretera. La piedra es muy singular, de color gris y extraída de la carretera. Entonces no había medios de transporte para llevar el material", explica el primer edil de Torla.

Refugio nacional

Cuando construyeron el edificio, el ministerio de Información y Turismo compró fincas particulares alrededor del parador. "En las primeras elecciones democráticas ya se rumoreaba la reversión de este edificio al ayuntamiento de Torla", indica Villacampa. En los años sesenta se convirtió en refugio nacional. Los libros de la época indicaban que "pertenece a la Red de Alojamientos de la Subsecretaría de Turismo. Es un edificio de nueva planta, en cuya construcción se ha seguido el estilo típicamente aragonés y en su interior resulta un alojamiento acogedor y grato, dotado de gran confort. Tiene 30 habitaciones y se halla abierto en verano", narraba.

Después se tuvo que volver a cerrar. "Hubo problemas con el suministro de la luz, no les permitieron mantener el tendido eléctrico y pusieron grupos electrógenos". Con los años lo gestionó la red Nacional de Parques Nacionales, que con el tiempo dependió del Gobierno de Aragón. En 1996 se volvió a abrir como Centro de Visitantes. Una placa gris conmemora el evento. Pero fue incompatible con el Centro de Visitantes que se abrió en Torla hace diez años.

El edificio volvió a quedar sin una utilidad específica. "Al crearse el sistema de transportes en autobús desde Torla se planteó que el Centro de Visitantes tenía que estar en el pueblo puesto que era lo más práctico para todo el mundo. En verano los turistas cogían el autobús, no bajaban en el parador y se iba directamente a la pradera para hacer las excursiones".

La vuelta a la vida del edificio depende del Gobierno de Aragón. "Es un tema político y se necesita dinero. Siempre ha sido un tema candente. Nos parece mal que esté el edificio cerrado, que no se conserve y que no tenga un uso público por el sitio en el que está. Nos gustaría que decidiera el Gobierno de Aragón darle una utilidad. Cuando hubiera presupuesto se podría hacer algo de docencia o congresos. Se pueden hacer muchas cosas", indica Villacampa, que no ha entrado allí en muchos años. "No he estado desde que se cerró. Había una sala muy bonita que era el salón con un artesonado y un hogar", destaca.

Carisma

El edificio podría recobrar su carisma como uno de los símbolos de Ordesa. "Ese edificio en funcionamiento sería un complemento perfecto. El problema es que las humedades que se concentran en el edificio producen daños. Si se quiere conservar tiene que estar abierto. La cubierta requiere una conservación", indica Villacampa.

Manuel Montes, el director del Parque Nacional de Ordesa, explica cuál es la situación del edificio. "Apenas se utiliza. Solo para visitas escolares y para meterse dentro cuando hace mal tiempo. En el interior hay una exposición, un almacén y una sala de reuniones que no se usa". Montes reconoce que sería bueno darle alguna utilidad. "A lo mejor algo relacionado para hacer reuniones de investigadores. Se barajan ideas, pero no hay nada concreto", dice. Hay otro edificio en la parte trasera que sirve para reuniones y tiene habitaciones y no se utiliza hace tiempo. Montes piensa que no se puede rehabilitar como parador nacional como fue antaño. "Sería un foco de atracción de turistas y la capacidad de acogida del sector Ordesa ya está suficientemente cubierta. La demanda turística está cubierta en Torla, Broto y los alrededores", concluye Montes.