El suizo Roger Federer celebró de manera contenida el acceso a la final del Abierto de Australia. El envite de semifinales ante el surcoreano Hyeon Chung terminó con el habitual apretón de manos en la red, pero mucho antes de lo que el exnúmero uno del mundo hubiese querido. Su compromiso de semifinales se extendió durante 62 minutos. El marcador reflejaba 6-1 y 5-2 a su favor cuando su oponente comunicó su retirada. «Es una clasificación agridulce», reconoció Roger Federer a pie de pista. «Estoy feliz por haber alcanzado la final, pero no me gusta hacerlo así», abundó.

El abandono de su oponente aceleró su presencia por trigésima vez en la final de un Grand Slam. Será la séptima ocasión que compita por el trofeo en Australia. En ese escenario triunfó en 2004, 2006, 2007, 2010 y 2017. Solo perdió, por un ajustado 7-5, 3-6, 7-6 (3), 3-6 y 6-2, la final disputada en 2009 ante Rafa Nadal. La final de mañana ante el croata Marin Cilic le ofrecerá la posibilidad de alzar su vigésimo título de Grand Slam.

Las dos mejores del circuito femenino, Simona Halep y Caroline Wozniacki, protagonizarán hoy la final del Abierto de Australia y la lucha por el número uno del mundo.