El Pirineo fue un año más territorio ciclista, con Sabiñánigo como epicentro, con los 10.505 participantes de la Quebrantahuesos y la Treparriscos, dos pruebas que cada edición gozan de mejor salud y mayor atractivo para los cicloturistas. Bajo unas buenas condiciones climatológicas, cielos despejados y nada de lluvia, los ciclistas tuvieron que superar cuatro puertos con altas temperaturas en la parte final de la prueba. El vizcaíno Raúl Portillo fue el más rápido de los 8.140 cicloturistas que tomaron la salida en Sabiñánigo y completó los casi 200 kilómetros de la Quebrantahuesos en 5.29.46 horas. En féminas Amaia Urkidi repitió su triunfo del año pasado con 6.15.10 horas.

Raúl Portillo se impuso por diez segundos a José Antonio Agulló Rubio (5.29.46), quien aventajó en menos de un segundo a Rosendo Márquez (5.30.30). En mujeres Urkidi sacó más de media hora a Ester Clavijo (6.52.12) y a Simone Friederich (6.52.16). Sabiñánigo fue recibiendo participantes hasta la media tarde. Los 8.140 cicloturistas de la Quebrantahuesos Gran Fondo procedían de 24 países, con España como origen mayoritario, con todas sus provincias representadas.

Entre los miles de anónimos que viven su gran día recorriendo algunos tramos propios del Tour de Francia hubo también varios rostros conocidos. Miguel Induráin completó su quinta edición, y es que el navarro ha destacado en varias ocasiones tanto el gran ambiente que se vive en las carreteras como el hecho de que el recorrido le recuerda a la ronda gala que tan bien conoce, no en vano la conquistó en cinco ocasiones. También estuvieron Aleix Espargaró, Carlos Coloma, Melchor Mauri, José Antonio Hermida, Óscar Pereiro, Abraham Olano, Haimar Zubeldia, Gerard Farrés y Javier Moracho. Joaquim Purito Rodríguez, como ciclista homenajeado en este 2018, fue el encargado de abrir la marcha con el dorsal número 1.

La Quebrantahuesos es ya todo un clásico en el calendario cicloturista que atrae a participantes de todas partes del mundo por su recorrido y dureza. La prueba partió de Sabiñánigo a las 7.15 horas y puso rumbo directamente al primer puerto de la jornada, el Somport, antes de pasar al lado francés donde a los ciclistas les esperaban el Marie Blanque, un clásico del Tour de Francia, y el Portalet. De regreso por las carreteras nacionales los ciclistas pasaron por Hoz de Jaca, también en alto, donde los vecinos siempre esperan el paso del pelotón con una gran fiesta. Para poder hacer frente a los casi 200 kilómetros de la prueba, y para aliviar el calor reinante en las horas centrales del día, la organización dispuso de diferentes zonas de avituallamiento que este año, por segunda edición consecutiva, contaba con productos para celíacos. Asimismo había diferentes puntos mecánicos para atender cualquier incidencia que pudiera surgir en las bicicletas y un gran despliegue médico y de seguridad para que todo funcionara correctamente.

A la llegada, los participantes pudieron relajarse con los diferentes servicios que ofrecía la organización como, por ejemplo, duchas, fisioterapia, servicio de grabación de las medallas, diplomas y comida popular con paella. El número de participantes ya no puede aumentar porque las plazas son limitadas ante la gran cantidad de peticiones que existen para garantizar la seguridad y la calidad de la prueba. Pero la Quebrantahuesos sigue batiendo récords y sumando apoyos año tras año. En esta edición hubo récord de expositores en la Zona Expo: un total de 74 marcas ofrecieron sus productos y servicios en un fin de semana lleno de ciclismo.

La jornada se cerró con el reconocimiento de la organización a los participantes más jóvenes, Jorge Gálvez y Carmen Puertas, y a los más veteranos, Juan Juliana y María Carmen Ramos. La Quebrantahuesos volvió a ser motivo de fiesta tanto en Sabiñánigo como en todo el Pirineo. Los participantes se marcharon satisfechos con la experiencia y a buen seguro que la mayoría de ellos están esperando que se abra el plazo de inscripciones del 2019 para repetir en la que ya será le edición número 29.