Fue una jornada perfecta para todos. Lo fue para los 2.500 participantes de la novena Carrera del Ebro y para sus amigos, su familia y animadores, que gozaron de un espectáculo pocas veces visto en Zaragoza. También lo fue para los organizadores de la Brigada Castillejos II y para UNESCO Aragón Deporte, que llevaron una labor organizativa perfecta con sus 200 voluntarios. Ellos tuvieron muchos reflejos cambiando el recorrido de los cinco kilómetros finales por la crecida del Ebro.

Y la climatología se quiso unir a esta fiesta del deporte popular zaragozano. La jornada fue perfecta sin un pelo de viento y con el cielo encapotado cuando salieron tanto la ultra de 30 kilómetros para 900 valientes como los 11.000 metros de la prueba popular, que disputaron algo más de 1.600 personas.

A las nueve de la mañana se dio la salida de la ultra trail en el Centro Aragonés del Deporte. Tras el cañonazo de rigor, el popular Sergio del Barrero desde la megafonía daba ánimos a los resistentes. Pocos hablaron de la dureza del recorrido por el desconocido por casi todos Campo de Maniobras San Gregorio. Pero todos se quedaron boquiabiertos de la belleza del desierto y, sobre todo, de las bellas vistas desde el balcón en el que se observaba Zaragoza y el Ebro inundando las tierras y campos de cultivo. Era para los corredores una experiencia única e irrepetible.

LA ULTRA

Los primeros de la ultra no tuvieron tanto tiempo de disfrutar de las vistas. Raúl García Castán, un segoviano de La Granja de San Ildefonso, conocía bien la carrera. Ya la había ganado el año pasado. Pero reconocía pocos días antes de competir que "estoy en una forma precaria. No me hago ilusiones". Pero este duro atleta de 44 años venció con 1.50.38 a Antonio Fraile y José Ramón Suárez. En chicas venció una militar madrileña destinada en el Regimiento Galicia de Jaca. Esther Arias ya ganó el año pasado. Ayer se impuso con un gran tiempo esta todoterreno con 2.12.34. Segunda y tercera fueron Inmaculada Aparicio y Nazareth Cobos. La guinda de la mañana fue la carrera de once kilómetros que se llevaron la joven Laura Sáenz y el veterano José Antonio Casajús.

Pero lo mejor de todo fue le ambiente de los corredores populares que hicieron grande una de las pruebas más atractivas que se conocen en el calendario. Fue espectacular el ambiente que se formó tras la carrera en las pistas del Centro Aragonés del Deporte. La banda militar animaba a la concurrencia. Unos atletas se avituallaban tras el esfuerzo, otros se iban a la ducha o recibían masajes de los voluntarios. Después formaban corrillos comentando la bonita mañana.

Antonio Martínez tiene 28 años y disputó la carrera corta. "Invito a todos que participen por el circuito, la organización... Ver el Ebro desbordado merece la pena", explicaba este maestro de Educación Física. Eva también era una debutante. "La he corrido para preparar la media de Calatayud el 19 de abril. Había muchas cuestas, pero al final era muy liso", apuntaba.

El exatleta Carlos García la disputó para preparar el Maratón de París. "Iré el 11 de abril con unos colegas. Me ha gustado mucho la carrera de 30 kilómetros y he terminado en 2.13. Ha hecho un día espectacular. Había tanques, militares por todos los lados animando... Para correr ha sido perfecto, 14 gramos, sin sol. Lo malo es que los gemelos me cantan mucho", decía el olímpico de 39 años.

El invidente montisonense Jean Pedraza es un habitual de la carrera. Ha disputado las nueve ediciones. "Estoy lesionado de la rodilla. Acabar los 11 kilómetros era para mí un triunfo. No he tenido un momento duro porque los guías se han portado espectacularmente", decía el oscense.