Todo es relativo en la vida. Y mucho más en el mundo del deporte. El caso más evidente es el de la turolense Alicia Pérez, que el pasado sábado debutó en la distancia de los 100 kilómetros en el Campeonato del Mundo celebrado en Croacia. Los entendidos afirman que los fondistas veteranos son los que afrontan en las mejores condiciones las carreras de largas distancias.

Pero Alicia Pérez rompe todos los esquemas. La atleta de Albalate del Arzobispo es joven. Tiene 28 años, pero parece curtida en mil batallas. Acumula kilómetros y mejora día a día. «Eso es bueno y malo. Tienes mucho futuro, pero te puedes lesionar antes», indica Pérez. Ya ha disputado 12 maratones y en la pasada primavera la atleta del Bathco Running ya batió el récord de España de 50 kilómetros con 3.20.28 horas. Después fue seleccionada para disputar el Campeonato del Mundo de 100 kilómetros con España.

Los resultados fueron magníficos para la atleta preparada por José Luis Mareca. Fue la mejor del equipo español terminando la decimotercera con un tiempo de 7.58.50. Y además batió el récord de España que tenía Cristina González con 8.14.44.

José Luis Mareca lleva entre manos a un diamante en bruto que antes se preparaba sola de forma un tanto caótica. «Destacaría su capacidad de sacrificio. Además, se recupera muy bien», dice Mareca, que tiene mucha razón. Pérez regresó ayer a Zaragoza. No estaba reventada tras el duro esfuerzo agonístico de casi ocho horas. «Me encuentro muy bien y no he notado el esfuerzo», afirmaba.

Gran virtud

La turolense tiene otra una gran virtud. «Le gusta entrenar», relata Mareca. Pérez cogió el petate y se fue todo el mes de agosto a preparar en altura la competición a Astún. Allí demostró su mentalidad espartana. «Entrenaba sola por las pistas de tierra de la estación a 2.000 metros de altura. Llegué a hacer en una semana 220 kilómetros. Se me hizo más duro psicológicamente al estar sola. Entrenar en altura te ayuda a subir el hematocrito», explica.

Una vez en Croacia, reconoce que «al ser mi primer 100, el objetivo no podía ser muy ambicioso. Iba a acabar y ver cómo se me daba la distancia. Y he cumplido mi objetivo». Reconoce que los días previos a la cita «tenía respeto a la distancia. Son ocho horas corriendo y no sabes cómo va a responder tu cuerpo. Lo máximo que había hecho eran cuatro». A nivel mental la competición fue muy satisfactoria. «Me quité los kilómetros de la pantalla del reloj y en ningún momento sabía los que llevaba. Era una vuelta de 7 kilómetros y dábamos 14. Si piensas en kilómetros se hace duro». Físicamente todo fue sobre ruedas. «No tuve ningún momento de bajón. Aunque en la vuelta 12 con 35 grados empecé a notar el calentón en las piernas».

Fue cada kilómetro a un ritmo de 4.44. «Fui de menos a más. Empecé a 4.50 y acabé a 4.30. Iba al principio más atrás de la posición cuarenta y fui adelantando a gente». Comenzó la carrera a las siete de la mañana. «Me levanté dos horas antes. Estábamos todos muy nerviosos, pero el nervio es bueno porque te da energía». Cada tres kilómetros y medio se alimentaba con plátanos y geles de biofrutal. Ahora descansará para después preparar el maratón de Valencia el 2 de diciembre. «Voy a por medalla y mejorar mi marca de 2.41.15».