Cuando se recuerde el Mundial de España será imposible disociarlo del resultado deportivo de la selección de Juan Orenga, a la que todos esperaban en la final pero acabó eliminada contra pronóstico en cuartos de final. La decepcionante quinta plaza ha dejado una herida que tardará en cicatrizar y complicará el futuro deportivo más inmediato, con la selección obligada a ganarse su clasificación para Río-2016 en el Eurobásquet del próximo verano y la incógnita de saber si podrá contar con todas sus estrellas.

La eliminación frente a Francia, se mire como se mire, es un pésimo resultado deportivo. Un "fracaso", como se atrevieron a calificarlo algunos de los propios integrantes del equipo. "Un golpe cruel y una enorme decepción", para el presidente de la federación, José Luis Sáez, que evitó la palabra fracaso por respeto a la trayectoria del equipo.

En su papel de presidente del Comité Organizador, Sáez confesó la satisfacción por el trabajo realizado, pero también la amargura por un balance deportivo que ha provocado una crisis de proporciones difíciles aún de determinar. Esa crisis apunta a la salida de Orenga del cargo. Pero ha acabado también por salpicar a Sáez, como se comprobó tras la final entre EEUU y Serbia, con algunos abucheos por parte de la grada cuando apareció en la pista del Palacio de Deportes de Madrid para la entrega de trofeos.

"Asumimos toda nuestra responsabilidad. La analizaremos y tomaremos las medidas que haya que tomar", aceptó Sáez tras consumarse la eliminación de España, consciente de que ahora mismo tiene en las manos "una crisis abierta" de difícil arreglo y en la que Orenga le complicará el desenlace, tras dejar claro que no está dispuesto a dar un paso al lado. "Desde la organización nos hubiera gustado estar en la final, pero la fortaleza de la estructura se demuestra cuando no existe la euforia deportiva", argumenta Sáez. En ese sentido, el balance de la FIBA no puede ser más positivo. "La Copa del Mundo ha alcanzado otro nivel que no habíamos considerado hasta el momento", dijo el secretario general de la FIBA, Patrick Baumann. "Ha sido la mejor edición de un Mundial", remarcó.

80% DE ASISTENCIA

Las primeras cifras del comité organizador hablan de un éxito de asistencia, con una media del 79% del aforo cubierto, el 88% en Bilbao y el 80% en Barcelona, con la presencia de 650.000 espectadores al campeonato (8.700 por partido) y alguna sorpresa como el Finlandia-Nueva Zelanda con 15.483 espectadores, cifra récord en la historia del torneo.

Los datos económicos también apuntan a que se superarán los 325 millones de euros de impacto económico que calculó la organización. Los responsables de Bilbao dieron a conocer unas cifras en torno a los 30 millones de retorno económico en la provincia de Bizkaia, con el 90% de ocupación hotelera. También el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, estimó el más de 35 millones la cantidad ingresada por comercios y hoteles.