Desde su vuelta a Segunda, el Real Zaragoza ha arrastrado un problema continuo con las acciones a balón parado. El 30% de los goles que ha recibido en estas cuatro temporadas, y un partido de la presente, ha sido por esta vía de ataque. Desde que se abriera el telón en agosto del 2013 hasta la última prueba disputada la semana pasada en el Heliodoro se han sucedido 169 encuentros. El Real Zaragoza ha encajado 63 tantos a balón parado de los 208 que ha recibido en Liga. Algo que ha afectado de forma negativa en los resultados.

Para conocer aquello que los números nos revelan siempre es positivo establecer un contexto. El Alcorcón ha disputado los mismos partidos que los blanquillos, recibiendo 42 goles por balones aéreos. Si comparamos la trayectoria de ambos equipos podemos apreciar una diferencia de veintiún goles que arroja luz sobre esta debilidad del conjunto aragonés.

El inicio con Paco Herrera no fue el más satisfactorio. La mala trayectoria del equipo se compaginó con una defensa endeble. Quince goles con balones aéreos en 30 partidos. El testigo lo tomó Víctor Muñoz, con la única misión de evitar un descalabro histórico hacia Segunda B. De la mano del técnico zaragozano se encajaron diez goles en 26 encuentros, entre el final de Liga y el inicio de la campaña 2014/15.

En los 46 partidos que disfrutó Ranko Popovic en La Romareda se encajaron 37 goles en contra, catorce de ellos con balones colgados al corazón del área. La llegada de Lluís Carreras tampoco sirvió para reparar las grietas defensivas. 28 tantos en 24 encuentros, donde se recibieron ocho dianas por acciones con el esférico por alto. La sangría en balones colgados se redujo con Luis Milla en el inicio del pasado curso, sus oponentes solo marcaron tres goles de los dieciséis que recibió el turolense en once partidos. El desplome llegó con Raúl Agné, la defensa se desangró, recibiendo nueve dianas a balón parado en diecinueve choques. La extrema delicadeza en la retaguardia fue subsanada, en medida de lo posible, por César Láinez. Con su llegada, el equipo encajó únicamente tres goles en pelotas colgadas en diecinueve encuentros. Natxo González tiene trabajo para corregir un mal que lleva años desangrando al Real Zaragoza y que en Tenerife también le penalizó.