Los camiones de reparto hacen caravana a las puertas del hotel del Sky. Los chóferes ni tocan la bocina, ni montan en cólera, sencillamente descienden del vehículo, se dirigen a la recepción y los empleados del establecimiento buscan a los periodistas de los coches acreditados para que los aparten. Para los conductores de los camiones la espera es un aliciente, ya que en un pueblo normando tan pequeño, Port en Bessin Huppain, la presencia del bicampeón de la ronda francesa es lo más importante que ha pasado en la localidad desde que los aliados desembarcaron en las cercanas playas. Pero aquello era una guerra sangrienta y no una batalla deportiva, como este Tour que comienza el sábado en el Mont de Saint Michel.

Chris Froome era este jueves por la mañana, un día frío y lluvioso, oscuro y gris, la atracción de la ronda francesa. Vestido de azul claro y rodeado de todos sus compañeros (a la izquierda suya se colocó Mikel Landa), sonriente y muy delgado, con ganas de hablar y sobre todo de explicar la tremenda pasión que le provoca una carrera que ganó en el 2013 y el 2015. Sí, Froome admitió su papel de gran favorito y ciclista a batir, sobre todo por dos rivales que aspiran a lo mismo que él... llegar vestido de amarillo a París, el próximo domingo 24 de julio: Nairo Quintana y Alberto Contador.

UN SKY FORTÍSIMO

"Estoy ante el reto más difícil de mi carrera hasta ahora. Mi objetivo es conquistar el tercer Tour". Para ello cuenta con un potencial de equipo abismal, campeones, muchos de ellos, en carreras o etapas en lo que se lleva de temporada, como Geraint Thomas, vencedor de la París-Niza, o Wout Poels, ganador de la Lieja-Bastoña-Lieja; en definitiva, un Sky que asusta con los ocho compañeros de Froome. "Sé que tengo un equipo muy fuerte y que me da mucha confianza para afrontar las próximas tres semanas de carrera".

Tras ganar el Critérium Dauphiné, a principio de junio, Froome acude a Tour como el gran objetivo del año, aunque sin olvidar otros dos destinos tras la ronda francesa y que no son otros que afrontar los Juegos de Río y disputar a continuación la Vuelta. La ronda española, salvo lesión, figura al ciento por ciento en el calendario de Froome. El año pasado (el ciclista británico se retiró tras una caída en la etapa de Andorra) comprobó que era posible conseguir el doblete, aunque para ello deberá triunfar antes en París. "Cuando empieza un nuevo Tour lo que has hecho antes no cuenta. Pero tengo más hambre de victoria que nunca".

Sin embargo, Froome no ha querido desconsiderar a sus adversarios. "La gran noticia para el aficionado al ciclismo es que vamos a tener un Tour muy competido ya que hay suficientes rivales para ponerme muy difícil la victoria final".