--¿Se podría decir que la temporada pasada le invitaron a irse?

--No me gustaría entrar en polémicas, pero todo el mundo sabe lo que sucedió conmigo y lo que hubo, porque salió públicamente. Yo, a pesar de todo y de que había muchas opciones de irme, lo di todo por el Zaragoza hasta el final y lo que me alegra es poder haber ayudado a que el equipo se mantuviera en Primera.

--Pero uno no se va de su casa porque quiere.

--Evidentemente. Se puede decir que casi me invitaron a irme, pero insisto en que no quiero ninguna polémica.

--¿Después de irse ha tenido la oportunidad de hablar con Agapito Iglesias?

--No, porque tampoco tenía nada de que hablar con él.

--¿Entonces su relación con Agapito es inexistente?

--No tengo ninguna relación con él, ninguna.

--Jiménez ha dicho que le hubiera gustado seguir contando con usted. ¿Intentó que se quedara?

--Sí. Tuvimos una conversación y yo le conté mi situación. Por eso, en cuanto la supo, me entendió perfectamente. Jiménez ha sido jugador: me dijo que me entendía perfectamente y que iba a respetar mi decisión. El Zaragoza es mi casa y fue una decisión muy dura la que tuve que tomar, pero las circunstancias eran las que eran.

--Además usted no estaba siendo feliz.

--Me estaba costando ser feliz. Había muchos impedimentos y detalles que no eran de buen gusto. En tres años todo te va quemando y al final tomas una decisión que cuesta tomar, pero que era la mejor para mí.

--Ahora ya se puede decir. ¿Pero cuándo toma la decisión definitiva de irse?

--Cuando acaba la temporada. Entonces lo decido completamente. Ya se había hablado mucho del Getafe, pero también otros años atrás, y, aunque hubo otras ofertas, preferí irme allí porque apostaron por mi desde el primer día. No tuvieron ninguna duda y eso es lo que desea cualquier jugador.

--¿Pero siente que se fue por la puerta de atrás?

--No. Lo que me importaba era la reacción de la gente en el último partido y me demostraron el cariño soñado por cualquier jugador. Soy zaragocista, de casa, y me quedó con ese cariño.

--¿Cómo espera que le reciba la afición?

--Seguro que me van a recibir muy bien. Ellos saben que desde el primer día que vestí la camiseta del Real Zaragoza y hasta el último me dejé lo mejor de mí, aunque unas veces me habrán salido las cosas mejor que otras. El sentimiento zaragocista lo he llevado siempre muy dentro. Soy maño y estoy orgulloso de ello.

--¿Y qué cree que va a sentir cuando salga a La Romareda?

--Mucha felicidad. Todos los recuerdos son buenos..

--¿Le gustaría volver a jugar en el Zaragoza?

--Si cambian las circunstancias me gustaría. Sería bonito retirarme allí. Eso sería perfecto.