El presidente de la Fundación Zaragoza 2032 Fernando de Yarza Mompeón y los patronos Juan Forcén, Carlos Iribarren, Félix Longás y Fernando Saínz de Varanda remitieron una carta con siete puntos en la que explican su versión de la situación que atraviesa el Real Zaragoza.

En el texto aclaran que la fundación «es la entidad que sostiene al Real Zaragoza», y que la apoya y respalda «pero no gestiona ni dirige la vida deportiva del club». Sobre la temporada anterior, la carta habla de que el cambio en la dirección deportiva, «que fue recibido como un pleno acierto por abonados, peñas, aficionados y prensa, dio mal resultado». «Los efectos no fueron los esperables y bien podría hablarse de un año perdido, tras el que el Real Zaragoza vuelve a vivir un presente problemático», añade.

Sobre la economía, el escrito reza que es «muy mala». «Equivale a una quiebra y es su problema principal. Esta carga asfixiante tiene orígenes remotos y cercanos. Algunas de sus partes se deben a imprevisiones negligentes; otras son hijas de conductas que cruzaron intereses políticos y empresariales de baja estofa. El público atisbó ciertos síntomas, incluido algún sueldo obsceno», explica. Además, recalca que el acuerdo con Hacienda «es una mochila imposible de llevar» y que no tiene solución más que ascendiendo. «No es inteligente engañarse: el Real Zaragoza es un club histórico; pero, ahora mismo, está al borde de la quiebra y en Segunda División. Una realidad muy clara y así de dura», sentencia.

De la deuda fiscal, la fundación afirma que ha pagado 36 millones en tres años y reconoce que debe, a fecha del pasado 30 de junio, «82,4 millones, sin contar intereses, de los que tiene pendientes con Hacienda 22,1 millones».

APOYO INSTITUCIONAL

El siguiente punto trata de La Romareda: «La fundación estudió cómo hacer de La Romareda un vector reconstituyente. Era un punto básico de nuestro proyecto, para captar ingresos por nuevas actividades. Por ejemplo, acoger finales de Copa, con ventaja para el club y la ciudad», dice antes de afirmar que el gobierno municipal de Belloch «entendió el planteamiento», pero que el actual ayuntamiento «ha aniquilado esta solución; y, acto seguido, otra más, presentada por un solvente grupo hospitalario».

Al Gobierno de Aragón también le reclamó ayuda para intermediar con el Ministerio de Hacienda y el resultado fue «el peor acuerdo concedido hasta esa fecha a un club de fútbol». «Del actual Ejecutivo autonómico tuvimos palabras de apoyo, pero cuando llegó el momento de avalar un crédito que garantizaba la viabilidad del club, la Consejería de Hacienda vio problemas administrativos que hicieron inviable el aval, dejando otra vez solos y bajo su sola responsabilidad patrimonial a los miembros de la fundación», explica.

El sexto punto, llamado «reproches injustos», habla de que los aficionados tienen «motivos reales de enfado y protesta». «Las increpaciones se destinan a quienes han venido a salvar al club y no a quienes lo arruinaron y hundieron, dejándolo postrado. Olvidamos pronto: el intenso clamor de ‘¡Ranko, vete ya!’, en septiembre de 2015, hizo un serio daño. El desastre de Palamós hubiera sido improbable con él», alega. En una protesta ante el Lugo, la fundación considera que «se nos trató como a culpables de un estado de ruina que hemos venido a reparar honradamente y que es imposible resolver en breve plazo», y pide el respaldo de la afición que «no hemos sabido o podido obtener de las instituciones y entidades aragonesas», para alcanzar así la Primera División.