Son miles las personas que acuden a La Romareda en busca de un paréntesis. Algo más de una hora y media donde los pensamientos se evaporan por completo. Los sentidos se postran con devoción hacia once chicos vestidos de blanquiazul y no importa nada más. A partir de ahí todos los que acuden al coliseo zaragozano actúan al unísono; cada uno con su vida y sus historias, pero todos soñadores por unos minutos. Ayer, el protagonista no fue la escuadra del león, lo fue la cara solidaria del fútbol. En este campo de leyenda se celebró un choque amistoso entre reclusos y voluntarios de la cárcel de Zuera y empleados de CaixaBank. Una iniciativa pionera en España, que busca fomentar la inclusión social de las personas que han estado recluidas en prisión.

El acontecimiento deportivo fue abanderado por el presidente del club zaragozano, Cristian Lapetra, y el director territorial de Caixabank en Aragón y La Rioja, Raúl Marqueta. También acudieron a presenciar el encuentro Gaizka Toquero, Javi Ros y Natxo González, el cual aseveró con guasa que no recordaba lo que era estar en el banquillo «sin sufrir tanto». Los vestuarios ya fueron un volcán de sensaciones. Muchos de los presentes sentían en voz alta; incluso alguno no pudo controlar las lágrimas por estar viviendo aquella experiencia. En el equipo rojo jugó en punta Mario Tejero, un joven de 22 años que había acudido con regularidad a La Romareda como aficionado, pero por primera vez se puso las medias, se ajustó las botas y sintió ese gusanillo indescriptible que todo futbolista tiene instantes antes de saltar al ruedo. «Esto es una maravilla. Esto tiene mucho valor para mí porque soy zaragocista. Imagina cómo puedo sentirme al liberarme en mi campo», dice.

De la celda al campo

Mario está cerca de cumplir una leve condena en la cárcel de Zuera, algo que no le ha impedido seguir a su equipo: «He visto todos los partidos del Zaragoza desde mi celda». Cosas del fútbol, ayer sintió el placer de ser el delantero. Esa figura que tanto ha venerado a lo largo de este curso. «En la Romareda ha podido respirar, me he sentido libre. Esto no se paga con nada». Su papel en el partido fue decisivo. Marcó dos goles, los dos en los últimos instantes, para dar el triunfo al equipo rojo (3-2). «Soy zaragocista y pasar de la celda a poder celebrar un gol aquí, donde han jugado Pelé o Maradona, es increíble».

El fútbol es un deporte benévolo. Siempre concede nuevas oportunidades. Bien lo sabe Mario, que tendrá el honor de poder formar parte de la plantilla del Zaragoza CF 2014, de Regional Preferente. «Estoy ansioso por jugar gracias a la oportunidad que me da este club. Ahora me toca disfrutar y aprender de los errores», explica. La iniciativa llevada a cabo por CaixaBank, con el respaldo del Zaragoza es una obra que expone la poderosa influencia social que tiene el balompié. Porque con un balón de por medio no hay distinciones, ni diferencia de clases ni prejuicios. El esférico tiene el poder de integrar a todos bajo un mismo fin. «De niño siempre soñaba con jugar en el campo y celebrar goles ante el público, como veía desde la grada. Hoy no había gente, pero la sensación que me ha recorrido el cuerpo no se me olvidará jamás», dice Mario. Uno de los rostros de este partido por integración social.