Ander Garitano, de 38 años, se ha convertido en el entrenador más efímero de la historia del Real Zaragoza, al dimitir por razones personales una semana después de hacerse cargo de la plantilla, al frente de la cual ha conseguido una derrota, en la Copa del Rey, y una victoria en la Liga.

Garitano, quien se hizo cargo de la plantilla el 14 de enero después de que fuera destituido Víctor Fernández, no especificó cuales son esos motivos personales, agradeció a los directivos del Zaragoza su comportamiento y rechazó las interpretaciones que se han hecho sobre su marcha, que dijo son "injustas".

Después del hasta ahora entrenador, comparecieron el presidente del club, Eduardo Bandrés, y el propietario del Real Zaragoza, el empresario Agapito Iglesias, quienes ratificaron que son motivos personales los que han llevado a Garitano, quien únicamente ha estado una semana como responsable técnico de la plantilla, a dejar el cargo.

Garitano, que llegó al club como jugador hace casi doce años y que se quedó de técnico de las categorías inferiores, asumió el liderazgo técnico del equipo después de que la directiva destituyera a Víctor Fernández por los malos resultados acumulados en todas las competiciones.

Empezó mal su andadura en el equipo, al ser eliminado de la Copa del Rey por el Rácing de Santander, pero el pasado domingo derrotó en el campeonato de Liga al Murcia, por 3-1, y puso fin a una racha negativa que se arrastraba desde hacía nueve jornadas, con malos resultados y un juego anodino.

Esta victoria permitió la entrada de aire fresco en la directiva del club zaragozano, que con la destitución de Víctor Fernández había abierto una crisis para intentar sacar al equipo -que está en la undécima posición de la Liga- de la situación en la que se encontraba, sin pulso competitivo.

Pero poco ha durado esta recuperación de la plantilla, sólo siete días, ya que Garitano trasladó anoche a la directiva que renunciaba a ser el entrenador por motivos "estrictamente personales", según ha declarado hoy en una comparecencia ante los medios de comunicación para explicar su marcha.

El técnico vasco dejó claro que no se va por su mala relación con la directiva y consideró "injustas" las interpretaciones que imputan su salida a una negociación del club con Irureta, para que se haga cargo del equipo, o a la negativa de apartar del equipo al polémico jugador argentino D'Alessandro.

La marcha de Garitano, quien estaba dispuesto a trabajar "mañana, tarde y noche", según dijo el día de su presentación oficial, para sacar al equipo de la situación en la que se encontraba, vuelve a abrir una nueva crisis en el club.

El equipo aragonés, uno de los que más se reforzó para esta temporada liguera, ha pasado de ser uno de los que contaba con posibilidades para estar en la cabeza de la Liga y llegar a disputar la Copa de Europa a convertirse en una decepción deportiva. Garitano, jugador del Zaragoza desde 1996 hasta 2002, que había firmado hasta final de esta temporada, reconoció en su presentación que no sabía si la oportunidad de entrenar en Primera División le llegaba demasiado pronto, pero que en la vida siempre hay una primera oportunidad para todo.

"Es algo que no decide uno, son las circunstancias, pero no tengo ni la menor duda de que estoy capacitado para el cargo, me encuentro fuerte anímicamente y tengo confianza en que el equipo de trabajo que hemos formado podrá sacar las cosas adelante", enfatizó ante los periodistas.

No ha sido posible. Razones personales han truncado la nueva carrera de Garitano, quien reconoció que al sumir la dirección de la plantilla se sentía prácticamente igual de ilusionado que cuando debutó en Primera División con el Athlétic de Bilbao.

Siete días de técnico que se incorporarán a una biografía deportiva que comenzó en Derio (Vizcaya), donde nació el 26 de febrero de 1969, y continuó como jugador de Primera División durante 14 temporadas, ocho en el Athlétic de Bilbao y seis en Real Zaragoza, donde jugó 357 partidos y marcó 50 goles.