Pau Gasol volverá a una final de la NBA. En los dos años y cuatro meses que lleva en Los Ángeles, será la tercera. Todo un privilegio. No se puede pedir más. Difícilmente podría haberlo imaginado el pívot de Sant Boi, de 29 años, cuando los Memphis Grizzlies, en febrero del 2008, le comunicaron el giro radical que iba a sufrir en su carrera, convertida ya en una sucesión de hitos cumplidos y múltiples conquistas.

El pulso entre Lakers y Celtics que se vivirá a partir del jueves de esta semana, al mejor de siete encuentros, no será solo especial para Gasol. También lo será para la propia Liga, para los buenos aficionados al baloncesto.

Pero, sobre todo, será muy especial para los jugadores de Phil Jackson. Dos años después de caer ante los arrogantes verdes en la final los Lakers tendrán la oportunidad de vengarse de aquella derrota, con la gran diferencia de que en esta ocasión, al contrario de lo que sucedió en el 2008, la ventaja de campo será para el equipo californiano. Y en esta nueva oportunidad, Phil Jackson podrá contar con el pívot Andrew Bynum, que se perdió aquel enfrentamiento por una operación de la rodilla, y dejó solo a Gasol en la pelea con la batería de pívots de Boston.

TRAYECTORIA IMPECABLE Los Lakers se ganaron el billete para la final con una trabajada victoria en la cancha de los Phoenix Suns (103-111) en la que todo el protagonismo pasó por la estrella, Kobe Bryant, que se convirtió en el factor determinante con sus 37 puntos, algunos de ellos conseguidos desupés de canastas asombrosas, creadas en acciones imposibles. El triunfo en el US Airways Center, en Phoenix, les dio el definitivo 4-2 en la eliminatoria y el título honorífico de campeón de la Conferencia Oeste, el justo reconocimiento a una impecable trayectoria por todas las series en las que han ido dejando en el camino a los Oklahoma City Thunder en primera ronda, a los Utah Jazz en las semifinales y, finalmente, frente a unos espléndidos Phoenix Suns en las finales.

Esta final supone una gran oportunidad para el equipo, para la ciudad, para los aficionados despué sde un gran esfuerzo durante todo el año. Pero aún estamos muy lejos de lo que queremos, que es el título de campeónO, explicó el veterano base Derek Fisher. El pulso que se vivirá entre los Lakers y los Celtics a partir de esta semana supondrá reavivar la tremenda rivalidad en Estados Unidos entre dos equipos, cuyo nivel de enfrentamiento, podrá compararse con el que se vive en los Real Madrid-Barça en España.