Son 30 kilómetros por la estepa de las Planas de María. Un constante sube y baja entre terrenos arcillosos y monte bajo solo apto para los corredores con gran capacidad de resistencia. Totaliza 1.100 metros de desnivel positivo y es la gran revelación de las carreras de aventura en el calendario aragonés. En tan solo cuatro ediciones ya cuenta con 600 participantes. Se denomina las Crestas del Bisonte. «Hay un bisonte hecho en piedra en la Plana y es el símbolo del paraje. Y cuando corremos vamos por zonas de crestas y de barrancos», explica Dani Moreno, el alma de la carrera que se celebró el domingo pasado.

Los impulsores de la denominada KDR Trail, en la que están integradas las Crestas del Bisonte y el Instinto Salvaje, la prueba de 15 kilómetros, fueron un grupo de amigos de la localidad de Cadrete. «Hace cinco años creamos el Club Running Cadrete. Decidimos hacer una carrera de referencia, de las mejores de Aragón. Lo hicimos por gusto y sin idea de ganar dinero. Es para corredores hecha por corredores», indica.

La primera edición el circuito era de 20 kilómetros y participaron 300 fondistas. «El año siguiente hicimos un circuito más duro y pasamos a 500 corredores. El 2016 fue un trazado más exigente y dimos el petardazo. En menos de un día se agotaron los 500 dorsales. Eso no ha pasado en ninguna carrera de Aragón». Este año se amplió el cupo a las 800 plazas. «Las 500 primeras se agotaron y nos quedamos en las 600 repartidas en dos carreras», indica.

Los ganadores de Crestas del Bisonte fueron Marcos López (Zenit Twinner) con 2.22.22 y Neme Mendieta (Entretenium Team) con 3.20.55, mientras el Instinto Salvaje fue para José Antonio Sánchez (CA Cadrete) con 1.13.34 y Begoña Mota (Capitán Araña) con 1.26.53. Moreno tiene claro cual es el gancho de esta carrera tan atractiva. «El secreto es el trato que se le da al corredor. Es la prueba que todos querríamos correr. Tiene muchísimos voluntarios. Este año la camiseta verde es cien por cien personalizada y están los nombres de los 600 fondistas que han participado. Hemos tenido la suerte de encontrar un esponsor, Entretenium Parques Infantiles», explica.

Moreno explica como es el itinerario de la trail. «Las carreras de montaña por el Pirineo son de subidas largas y desniveles grandes. Lo nuestro es un sube y baja. Para las piernas esto es muchísimo más duro». Para el organizador, la parte más dura es el barranco del Bonito. «Está en el kilómetro 20. Se crea un bucle desde el kilómetro 15 hasta el 22. El desnivel es de 600 metros positivo. Ese punto es fatídico. Psicológicamente, si vas flojo de piernas, bajas los brazos». Para Moreno, una de las zonas más bonitas del recorrido es El Muro. «Es del kilómetro 6 al 9. Se sube La Plana directamente por un barranco en vez de por la pista», indica.

Moreno afirma que no tiene miedo de que la carrera se masifique con su ritmo del crecimiento. «Mientras sea director de la prueba intentaré que no crezca de manera desmesurada. Meter mil personas por el monte es delicado. En la bolsa de corredor damos unas semillas de pino para que los participantes las esparzan por el monte mientras corren», explica.

La prueba cuenta con un centenar de voluntarios. «Reparten los dorsales, cortan calles en el pueblo y en el monte se reparten por sectores. En cada uno de ellos hay un encargado y con él van diez personas que se colocan en zonas conflictivas. Para un pueblo de 3.500 personas es un número muy importante. Todo se centraliza en el pabellón, pero la meta está en la Plaza Aragón. En el ágape dimos un picoteo y, sobre todo, cerveza. Teníamos cinco barriles y se agotaron», explica.

El futuro

Moreno ve posibilidades de seguir mejorando en el futuro. «El año que viene será la quinta edición y queremos rememorar el recorrido del primer año. Repetiremos las dos distancias. Hay que mejorar los fallos que se puedan tener. Por ejemplo, dar más diferencia en la salida de las dos carreras», indica.

El Running Cadrete organiza otras dos carreras. El 1 julio es la prueba más famosa: la Estampida Nocturna. «Se asciende a La Plana por la pista y se baja por el mismo lado. Se hace de noche y los andarines y corredores van con frontales. Es una fiesta y la gente va disfrazada», afirma. El 5 de noviembre se celebra el ascenso cronometrado al Muro. «Sale cada minuto un corredor y a los tres kilómetros tienen la meta», concluye.