El Real Madrid derrotó al vigente campeón de Europa, el Bayern de Múnich, en el primer capítulo de semifinales de Liga de Campeones, sobreviviendo a un asedio para imponer la pegada a la posesión y tomar ventaja en un duelo de puro fútbol, con dos estilos dispares, que decantó el tanto de Karim Benzema.

La personalidad del Bayern le condujo a salir a dominar en un templo. Con Guardiola lo contrario no es negociable. Los resultadistas podrán agarrarse a planteamientos rácanos como el del Chelsea de José Mourinho en el Vicente Calderón, pero el camino más corto al éxito es el buen fútbol, aunque en ocasiones tenga tropezones.

El Real Madrid fue empujado a golpes a su terreno. De nada sirvió el planteamiento inicial de Ancelotti. A un equipo ganador, Guardiola le ha sabido dar pausa. Para sus críticos excesiva, por la elaboración de cada jugada. El 90% de la posesión era suya. El Real Madrid no veía la pelota. Presionado por tres rivales cada vez que uno de sus jugadores la tenía.

Maniatado, el Real Madrid no tenía opción de jugar ni de adelantar su línea de presión. Vio como Robben chutaba y tapaba el disparo Ramos. Como un cabezazo de Schweinsteiger moría blando en manos de Iker o como Pepe salvó a su equipo lanzándose al césped a un remate de Kross tras perfecta dejada de Mandzukic. No había noticias madridistas cuando de golpe, de forma inesperada, salió a relucir su pegada. La primera vez que llegó a tres cuartos del campo, el pase en profundidad de Cristiano al desmarque de Coentrao culminó con asistencia medida a Benzema que marcó a placer.

Explotó de ilusión un estadio al que le costaba creer lo que veía. Fueron los únicos instantes del primer acto en los que el Bayern se tambaleó. De golpe la posesión sin profundidad fue alemana y las ocasiones madridistas. Di María sacó un pase medido a la cabeza de Cristiano que remató abajo a Neuer y otra contra letal acabó con un disparo del argentino, que pecó de egoísmo con Ronaldo desmarcado para chutar.

Le faltó acierto para dar un golpe en la mesa al Real Madrid porque de nuevo al borde del descanso, un balón cayó a Di María en el segundo palo y escorado, fusiló arriba desviado. Las cartas estaban sobre la mesa en el segundo acto y con el marcador a su favor y sin la sorpresa inicial, el Real Madrid sabía a qué jugar. Mantuvo su solidez defensiva y con más espacios para explotar su virtudes ofensivas buscó un triunfo mayor. Lo evitó Neuer, que sacó abajo un disparo cruzado de Cristiano nada más reanudarse el partido.

En defensa Carvajal se imponía a un desconocido Ribery y era la insistencia de Robben el principal argumento de peligro. El último cuarto de hora de la primera batalla fue de empuje alemán hasta la extenuación. El Real Madrid puso un muro que no se rompió salvo por un grave error que pudo costar la eliminatoria. Un balón perdido acabó en una ocasión de Götze que fusiló a Casillas y se encontró con la rápida reacción del meta.