El Barça disputará de nuevo la final de Copa para tratar de buscar su título número 27, trofeo que puede convertirse en el primero de la era Luis Enrique. El equipo azulgrana liquidó anoche sin sufrimiento pero con agobios la semifinal ante un Villarreal que exhibió su buen fútbol pero que se quedó de nuevo a las puertas del peldaño final, un paso que algún día la historia le debe permitir alcanzar.

El único trazo ejecutado con precisión por el Barça en toda la primera parte le dio para liquidar la semifinal y acabar con las esperanzas de milagro de la afición amarilla. Suárez abrió a la derecha, Messi durmió la pelota y volvió a imprimirle un ritmo endiablado viendo el desmarque entre líneas de Neymar, quien con un suave toque salvó la salida de Asenjo. 0-1, minuto 3.

Los azulgranas, sin sudar apenas, tomaban ventaja y adquirían kilos de tranquilidad y calma. El equipo de Marcelino siguió perseverando y puso en aprietos al Barça, al que le salvó la falta de puntería del rival y la manopla derecha de Ter Stegen. Uche y Cheryschev rondaron el gol, y siempre por la misma banda, la derecha, por donde el Villarreal encontró un filón entre la espalda de Mascherano y Alba. Por allí perforó y golpeó, y por ese hueco llegó el empate. Dos Santos empalmó un centro pasado y Ter Stegen no pudo hacer nada. El Villarreal mereció el empate y el Barça se ganó la bofetada. Quiso dormir el partido tras tomar ventaja y acabó por hacer una larga cabezadita.

Los azulgranas acusaron las imprecisiones en el pase, reiteradamente (desde Ter Stegen a Messi, que falló controles fáciles) y dieron vidilla a su rival, que sin agobiar en la presión sí que hizo trabajar de lo lindo a la defensa cada vez que mandaba con el balón.

Tampoco llegó a escucharse el silbato del árbitro en una dura entrada de Pina a Busquets en la acción del empate. El mediocentro se quedó tumbado doliéndose, y con razón, mientras el Villarreal culminaba la acción con el gol. El mismo Pina acabó luego expulsado con roja directa (m. 65) tras cazar a Neymar por detrás. Fue entonces cuando el Barça supo que los agobios se habían acabado. Con uno menos, los castellonenses bajaron las revoluciones tras someter a otra tanda de atosigamiento al Barça en el primer tramo de la segunda parte.

Messi buscó esa tranquilidad un poco antes, pero Asenjo voló a su poste derecho para desbaratar la rosca de Leo con la izquierda. Luego fue de nuevo Neymar quien, de forma tosca y burda, desbarató un contragolpe. Ralentizó su carrera y, con Messi aguardando de nuevo, se durmió en el disparo.

Quien no estuvo para monsergas fue Suárez. Corrió para llegar a un buen pase de Mascherano, ganó por velocidad al defensa y burló la salida de Asenjo para establecer el 1-2. El Bar-

ça, ya con Xavi en el campo, dejó pasar los minutos, los justos para que Neymar arreglara sus anteriores despropósitos con un remate de cabeza a gol (1-3).