En una selección en la que solo el central Gary Cahill supera los 50 partidos internacionales no es fácil encontrar un líder claro. El tiempo se llevó a baluartes como Terry, Lampard y Gerrard. También Rooney lo dejó hace un año. Es el turno de la generación inglesa pilotada por Gareth Southgate en la que sobresale un hombre. Harry Kane (Londres, 24 años) salvó a los pross en el estreno ante Túnez con dos goles y hoy (14.00) confía en mantener la racha contra Panamá. El capitán más joven del torneo asume galones en su primer Mundial.

Mucho han cambiado las cosas en la carrera de Kane. Poco queda de aquel chaval que fue descartado en la cantera del Arsenal por un leve sobrepeso. «Era gordito, no muy atlético. Estábamos equivocados, pero también el Tottenham lo cedió tres o cuatro veces en las categorías inferiores. Con determinación se está construyendo una carrera. Se lo merece», cuenta Liam Brady, exdirector de desarrollo juvenil de la academia del Arsenal.

Esa tendencia a engordar no ha desaparecido del todo. Incluso Pochettino lo mantuvo en el banquillo al inicio de esta temporada por su elevado nivel de grasa corporal. «Ahora hace muchísimas dobles sesiones y se cuida mucho. Si te duermes, comes y te olvidas de entrenar, te pones gordo como yo y no puedes correr», dice el argentino.

Sin ser un prodigio de técnica y talento, Kane es la vida para cualquier equipo. Su instinto es demoledor. Fue el máximo goleador del 2017 (56 goles) por delante de Messi (54) y Cristiano (53) y pretende hacerse un hueco en el Mundial. «Quiero demostrar mi valía, competir con los mejores del mundo en el mejor escenario posible», dice. Ahora tiene ganas de resarcirse del fiasco de la última Eurocopa, en la que Inglaterra sufrió una derrota vergonzosa ante Islandia en octavos. Kane suma 15 goles en 25 partidos internacionales, el mejor promedio desde Lineker (20 en 25 encuentros).