No miró a ninguna cámara como hizo en el Bernabéu hace cinco años cuando calificó al José Mourinho como "el puto amo". Ni tampoco buscó Pep Guardiola esquivar cualquier coartada. Tiene una última bala (o penúltima si elimina al Atlético), pero quiso despedirse de la Champions en Múnich con un espectacular discurso, en el que se calificó hasta en cuatro ocasiones de "contracultural" por venir a Alemania para imponer su idea, en la tercera opción de llevar al Bayern a una final de Champions.

No le queda otra opción. Se va Guardiola de Alemania "feliz", a pesar de que todavía no ha concluido su obra. Dependerá, por supuesto, del Atlético, "un equipo al que cuesta mucho meter mano" en una batalla que trasciende lo puramente futbolístico. "Sí, yo también tengo miedo como el señor Simeone, siempre pienso que el contrario es mejor que nosotros y tiene más virtudes", admitió el técnico, quien insistió en una idea troncal para superar al tercer equipo español que se cruza en su camino en las semifinales. "Lo que necesitamos es defender bien, interpretar nuestro juego bien", reclamó. "Simeone hace lo que hace porque lo siente. Y yo también siento lo que hago", confesó Pep.

Cuando le preguntaron si el césped, entendido como una excusa suya tras la derrota en el Calderón, le vendría bien en el Allianz al estar mucho más corto y, por lo tanto, más rápido, Guardiola soltó un alegato. "No pongan en mi boca cosas que no he dicho. Perdimos porque el Atlético hizo muy bien las cosas. Y yo me adapto a todo, no hemos ganado tantas cosas jugando siempre en un clima excelente, con el césped bien cortado, con todo a punto. Nos hemos adaptado a todo. Desde el primer día de mi carrera, yo quiero tener el balón", subrayó Guardiola, asumiendo que han entendido el mensaje que recibieron del Madrid de Ancelotti en aquella terrible derrota en la semifinal del 2014. "Fueron unos primeros minutos catastróficos, a los 20 ya perdíamos 0-3, no supimos controlar a Cristiano, Bale y Benzema. Hemos aprendido, hemos demostrado que podemos defender bien".

SIN NOSTALGIA

Aquel Madrid barrió al Bayern. El Barça de Messi, Suárez y Neymar, también (2015). Y en el 2016 llega el Atlético. "Estoy feliz, muy feliz, no es fácil llegar a siete semifinales consecutivas. Mira el Madrid, hubo unos años que no pasó de octavos. O el Barça, que ha caído en cuartos pero no hay otro equipo igual. Soy mejor entrenador, pero no puedo garantizar el triplete ni ganar la Champions cada año", recalcó Guardiola, quien en su penúltima comparecencia europea en su casa de Múnich negó ser víctima de la nostalgia. "Vine a un país donde les gusta ir hacia delante. A mí me encantaría meter un gol con tres pases, pero siempre pienso que cuanto más rápido va la bola, más rápido vuelve", añadió.

Por eso quiere evitar un partido de "ida y vuelta" con el Atlético porque sería su perdición. "Quiero atacar y tener el balón el mayor tiempo posible. El otro día el entrenador del Villarreal decía que es más fácil atacar contra dos o tres que contra diez. Es verdad. Tiene razón, pero yo prefiero atacar contra diez y evitar el contragolpe", dijo, arropado por ese césped rápido, bien segado, que le dará el Allianz Arena. "En el Bernabéu, Mourinho nos puso la hierba así de alta", afirmó el técnico levantando su mano a la altura de la cabeza.

Luego, Guardiola volvió a hablar de fútbol, obsesionado en hallar "nuevos caminos" para abrir la puerta del rocoso e indestructible Atlético. "Hay algunos, poquísimos, pero hay", dijo el entrenador sin desvelar sus claves hasta el último momento de su estancia en Alemania. "Aquí he sido muy contracultural. Lo he intentado, no es que lo haya soñado. Jugué en el Barcelona de aquella manera porque tenía los jugadores adecuados, si he conseguido que aquí algunos futbolistas miren el juego de otra manera, estoy feliz. Vine a adaptarme y mal no nos ha ido. Estamos a punto de ganar la tercera Liga, a ratos hemos jugado bien; otros, no. En un país de esperar y salir a la contra, he querido tener el balón desde el primer minuto".