Hay personas que pasan y se pierden en el olvido. Y otras que se van y conservan inalterable el cariño y el respeto profesional de la gente. Gustavo Poyet pertenece a esta última especie. El uruguayo, que jugó siete años en el Zaragoza en los noventa, acaba de ascender con el Brighton a la Championship, la Segunda inglesa, en su primera experiencia como entrenador tras ser segundo del Leeds y el Tottenham.

Hay futbolistas y técnicos que cuando llegan a según qué equipos les falta tiempo para presumir de que han nacido para estar allí, aunque les crezca la nariz. Y otros, como Poyet --"el Real Zaragoza llegará, algún día lo dirigiré"--, que lo dicen porque lo sienten de verdad, porque saben que el destino les ha de llevar al mismo sitio en el que triunfaron como futbolistas y donde continúan siendo queridos.