Nunca se le pudo pasar por la imaginación a José Luis Gárate que gracias a una bendita lesión de menisco en su rodilla la vida de este bombero zaragozano cambiaría de forma radical. Era un futbolista empedernido, pero en el 2010 tuvo que pasar por el quirófano. Entonces le convencieron unos compañeros de trabajo para que subiera rascacielos corriendo. El pasado mes de agosto acudió a los Juegos Mundiales de Policías y Bomberos y fue uno de los reyes en la Zona Cero, logrando en el World Trade Center un total de cuatro metales en Master B, categoría para deportistas de 45 a 50 años. "Tengo que reconocer que me ha enganchado totalmente el tema", explica emocionado Gárate.

Los Bomberos de Zaragoza demostraron su gran nivel en Nueva York. El líder fue David Robles, que se llevó la medalla de oro en la categoría Open, mientras que Alberto Gómez fue el quinto con traje de intervención. Por equipos, Gómez y Robles ganaron el oro con un bombero andaluz y otro madrileño. Gárate se llevó cuatro medallas, dos individuales y dos por equipos.

Desde Zaragoza viajaron 38 bomberos, tres policías locales y una agente forestal. "Se disputaron las modalidades de natación, tenis, baloncesto, voley, fútbol, escaleras y el muster (pruebas específicas de bomberos)", explica David Robles. La prueba de escaleras se desarrolló en la Zona Cero, en el World Trade Center City. Los corredores partían cada 30 segundos. "El rascacielos tenía 49 plantas, aunque subimos 37 de las de allí, puesto que el número de peldaños es totalmente diferente", dice Robles.

Robles subió como un atleta, en pantalón corto y camiseta, y se llevó el oro acabando en cuatro minutos. "Saqué diez segundos al segundo clasificado, un atleta americano". Pese a que debutaba en esta competición de nivel mundial, Robles sabía que podía terminar muy cerca de la cabeza. "Tenía opciones de podio puesto que los resultados habían sido muy buenos durante la temporada", indica Robles.

Cada edificio tiene unas características. Hay rascacielos a los que el corredor se puede agarrar a las barandillas de ambos lados. "Pero aquí el problema fue que el ancho de la escalera era de más de dos metros. El giro fue a derechas y solo nos pudimos agarrar a la barandilla de la derecha, cuando los giros suelen ser de izquierdas", dice Robles.

Robles es un deportista de 36 años que proviene del atletismo. Era un especialista de los 3.000 obstáculos. "Es una modalidad muy dura y las sensaciones no tienen nada que ver con correr una prueba de 800 lisos. Tienes la sensación de ir todo el rato atrancado". Robles subía los escalones de dos en dos. "Si vas de uno en uno, mala señal. Hay que procurar ir corriendo todo el rato. Aquí valen poco las tácticas. Puedes comenzar a un ritmo y de repente te viene el bajón. Hay que intentar cambiar de pierna para no cargar siempre la misma", dice Robles.

Gran dureza

La exigencia orgánica es máxima en los ascensos a rascacielos. "Nos han hecho pruebas en el Centro de Medicina del Deporte y me acerco a las 190 pulsaciones por minuto. A las 200 gracias a Dios no he llegado en la vida, pero cuando más se sube de pulsaciones es cuando vas con el traje de intervención. Hay que tener en cuenta que vas con 25 kilos de peso". La indumentaria se compone de las botellas de oxígeno, el casco, el chaquetón, guantes, cubrepantalón y botas.

Garate es un chico con zapatos nuevos con sus cuatro metales colgadas del cuello. La medalla a la que le da más mérito es la plata individual con el equipo de intervención. "Fui todo el rato a ritmo, subiendo escalones de dos en dos. Mantuve el ritmo hasta arriba". Gárate se quedó sorprendido de la dureza de la carrera. "En la meta había gente tumbada en la camilla con su gotero. A mí no me lo pusieron porque recupero bien. Me van las carreras largas y no soy nada explosivo".