Enrique Lope, el técnico más veterano del atletismo aragonés, recibió hace pocos días un homenaje de los entrenadores y atletas más unidos al zaragozano. "Fue Pedro Millán el que lo impulsó. Pero le dije que no me lo hicieran puesto que al poco tiempo el homenajeado se muere. A Félix García, presidente del Scorpio, le pasó eso", apunta. Arroparon a Lope gente del atletismo de toda la vida como Celia Marcén, Marta Ruata, Ángel Gavaldá, Félix Laguna, José Luis Villalba, Luis Pablo Ruata, Olga Granada, Pedro Millán, Javier Carasol, Francisco Binaburo, Manolo López o Jesús Arroyo entre otros.

Pese a las supersticiones de Lope, sigue vivito y coleando en su caserón de principios del siglo XX situado en la calle Heroísmo de Zaragoza. El exatleta y entrenador vinculado toda su vida al Real Zaragoza, está viudo y a punto de cumplir los 81 años. Cree que no se merece este reconocimiento. "Se lo merecen los que trabajan como yo con la gente joven y que no están no están remunerados", explica.

Lope era un elegante mediofondista que ganó varios Regionales en la década de los cuarenta. Tenía un gran esprint. Mucha agua ha pasado por el Ebro desde entonces. "Las pistas de Los Leones de la Academia General Militar eran de ceniza. La cogían de las máquinas de tren. El viento se la llevaba y competiamos sobre piedras".

Su primera carrera la disputó el año 43. Se celebraba en las fiestas del barrio de Las Delicias. La ganó sin problemas. "Luis Marqueta, directivo del Real Zaragoza, se quedó impresionado. Me llamó y me ofreció fichar por el club". Lope pensaba que tendría que darle dinero. "Me dijo que me darían un uniforme y podría entrar gratis a los partidos de fútbol. Con eso estaba loco de contento", dice.

Vuelta a Zaragoza

En una estantería de su casa guarda como oro en paño la copa de su primer gran triunfo: la Vuelta a Zaragoza del año 44. En 1.500 tenía 4.18 y en 800 dos minutos pelados. "Corría con alpargatas, en ceniza y encima de las piedras". En Montjuic batió el récord de Aragón de 4x400 con Alberto Portera, Alfredo Castellón, Mariano Barrera y Enrique Lope. El 14 de abril de 1951 ganó el Nacional Universitario en 1951 en Madrid. También fue el primer juez y cronometrador nacional de Aragón.

Es entrenador nacional desde el 76 junto a Pedro Pablo Fernández, Arturo Cutillas y Jesús Cuartero. "Solo fuimos entrenadores nacionales de primera categoría Pedro Pablo y yo mismo. Dejé de entrenar en activo hace tres años", dice. Preparó a Alberto Esteban, plusmarquista aragonés de 800 y tuvo una intima relación con José Manuel Abascal cuando el cántabro vivió en Zaragoza.

Trabajó como escultor de madera y ahora su gran pasión es la pintura de paisajes. Nunca le gustó sacar pecho. Ahora está alejado de los ámbitos directivos e institucionales del atletismo aragonés. "Cuando Luis María Garriga fue nombrado presidente de la territorial le dije que debería estar arropado con un buen equipo. Pero me han dicho que va muy mal la territorial". Se enorgullece de haber sembrado su camino de amigos. "No creo que a nadie le haya hecho nada malo. Siempre me han dicho que era muy blando entrenando. Del 50% de las lesiones tenemos la culpa los entrenadores. El técnico debe tener mucha vista y saber hasta donde puede llegar", apunta.

Nunca olvidará la desaparición de la sección de atletismo del Real Zaragoza. "Sólo había dos entidades más antiguas en España, el Barcelona y la Real Sociedad. Alfonso Solans Solans se cargó una sección de atletismo que existía desde 1934 y en la que militaron Pascual Banzo, Luis María Garriga, Alberto Esteban, Pablo Cano, Gustavo Marqueta, Víctor Vieytes, los hermanos Benet, Blanca Miret, Celia Marcén o Maite Gargallo". Todavía le queda la esperanza de ver renacer este importante equipo con Agapito Iglesias y Eduardo Bandrés. "Además tienen un secretario extraordinario que es Paco Checa. El podría ser el impulsor del regreso del atletismo".