El Huesca, en medio del revuelo causado por las acusaciones de amaño del encuentro contra el Nástic de Tarragona, afronta la última jornada de Segunda con la posibilidad de terminar como campeón de la categoría antes de dar el salto a la élite. Para ello deberá sumar los tres puntos en el Carlos Tartiere, a partir de las 20.30 horas, ante un Real Oviedo que debe esperar un milagro para poder entrar en la promoción de ascenso y, además, que el Rayo Vallecano pinche en su visita a Tarragona.

A pesar de que Rubi, que dirigirá su último partido como técnico del Huesca, anunció que una vez asegurado el ascenso apostaría por aquellos jugadores que menos minutos han disputado, dejó claro en la conferencia previa que ante la posibilidad de lograr el título, volverá a contar con «los jugadores que lograron el ascenso». No obstante, el entrenador no podrá contar ante los asturianos con los sancionados Remiro y Akapo, así como con el defensa Jorge Pulido, aquejado de un proceso febril, y el centrocampista Gonzalo Melero, con molestias en los isquiotibiales. Tampoco podrá estar Chimy Ávila ya que está aquejado de una infección bucal.

Así, Roberto Santamaría volverá a defender la meta oscense, tal y como hiciera en Lugo tras la lesión de Remiro, y Alexander González retornará al lateral diestro. Aguilera, que descansó ante el Nástic, es el sustituto natural de Melero, mientras que Gallar será el compañero arriba de Cucho Hernández.

Los de Anquela, extécnico altoaragonés, perdieron la oportunidad de depender de sí mismos tras caer la pasada jornada ante la Cultural Leonesa, por lo que solo una rara combinación les mete en el playoff. Necesitan ganar y esperar que el Cádiz pierda ante el Granada, que Valladolid y Osasuna no empaten, así como que el Numancia no sume más de un punto ante la Cultural. La entidad azul sabe que es complicado, pero saldrán a por el triunfo por si se diera la complicada carambola.