Fue quizá la mayor sorpresa de toda la comparecencia de Lalo Arantegui. Ya se conocía que Jeison Medina y Diego Aguirre estaban cerrados, pero las caras estupefactas llegaron cuando el director deportivo del Real Zaragoza pronunció estas dos palabras: James Igbekeme.

El responsable de la parcela deportiva, preguntado por este jugador desconocido que en julio hará 23 años y que procede del Gil Vicente de la Segunda División portuguesa, le definió como un «jugador nigeriano, pequeñito pero muy fuerte». «Para jugar dentro de un trivote puede hacer el box to box, la ida y vuelta. Tiene un despliegue físico increíble y una calidad técnica muy alta. Es zurdo, capaz de jugar con o sin balón y con capacidad para recuperar y para la creación. Creo que va a gustar, va a sorprender. Viene con mucha hambre, en la línea de lo que buscamos, con temperamento y competitivo», explicó Lalo Arantegui.

Se trata de otra apuesta de autor del director deportivo que recuerda a las del verano pasado de Oliver Buff, Simone Grippo, Giorgi Papunashvili o Verdasca, jugador que vino de la misma categoría que James, que es como se le conoce deportivamente en el país vecino.

«El mejor del Gil Vicente»

Si se mira la clasificación de la Segunda Liga, la categoría de plata del fútbol portugués, el Gil Vicente ha finalizado penúltimo con 36 puntos, pero tiene truco. Después de doce temporadas se ha resuelto por la vía judicial el Caso Mateus y, en la temporada 2019-2020, el Gil Vicente ya sabe que jugará en la Primera División lusa, motivo por el cual se han dejado ir a lo largo de la campaña.

No todos, eso sí. «James es uno de los mejores jugadores del Gil Vicente de los últimos años y, junto a Jonathan Rubio, los mejores futbolistas de las últimas temporadas sin ninguna duda», cuenta Miguel Ribeiro, periodista de A Bola que sigue la actualidad diaria del equipo portugués.

No difiere mucho de Lalo Arantegui a la hora de definir al nuevo jugador del Real Zaragoza, club al que ha llegado gratis después de terminar su vinculación contractual: «No es muy rápido a pesar de medir 1,70 metros, pero es muy bueno con el balón en los pies. Ha jugado en tres posiciones, que son extremo izquierda, mediocentro interior y mediapunta. No es un goleador, pero tiene buen remate de media distancia, de tiros libres y faltas», explica Ribeiro.

De todos modos, avisa de que, aunque le ve preparado para rendir en España, «necesitará tiempo para adaptarse». «Es un buen jugador y tiene futuro. Además tenía interés de equipos de Primera, pero de la segunda mitad de la clasificación», agrega.

En cuanto a su personalidad, Ribeiro le define como un chico «tímido, pero muy serio y trabajador. No habla muy bien ni portugués ni inglés, aunque sí en francés», por lo que tendrá que aprender español en un caso parecido al de jugadores como Grippo o Papunashvili esta campaña.

A Portugal llegó «por la experiencia y terminó quedándose». Ahora, mucho más formado tras pasar por los modestos Ribeirao y Oliveirense, el fútbol le aguarda una oportunidad en España. Su suerte será la nuestra.