En el vestuario pareció quedar la sensación de que el Real Zaragoza había jugado un buen partido en Lugo, pese a que el equipo no fue superior a su rival ni tuvo la capacidad de manejar un encuentro que gobernaba en el marcador. El rival le generó el suficiente fútbol como para ganarle por ocasiones y acierto. «Ellos han tenido esa pizca de suerte, quiero verlo como un accidente», explicó al final del partido Natxo González, que habló de implicación y de un equipo «con un corazón enorme» antes de pedir a la afición, otra vez, paciencia y confianza. Le hace falta después de firmar un comienzo de Liga muy malo, con tres derrotas y un solo triunfo en cinco partidos. El inicio ha explicado en números las dificultades que tiene el equipo aragonés para mantener su portería a cero. No lo ha conseguido ni una sola vez. En el Anxo Carro, sin ir más lejos, le marcaron dos goles y le dispararon 14 veces con cierto peligro, cinco de ellas entre los tres palos.

Estos primeros números muestran que Natxo González no ha logrado impregnar a su equipo de la cacareada fiabilidad. Unos días atrás, ante el Alcorcón, cometió errores lo suficientemente graves como para que el equipo madrileño ganara en La Romareda. Le bastaron seis oportunidades de gol, dos de ellas con disparos a portería. Al Zaragoza solo se le recuerda aquel lanzamiento de falta de Buff al larguero y una sensación de inferioridad física y táctica evidente, aunque en el equipo no lo vieran del mismo modo. Un ejemplo fue Toquero, que dijo esta misma semana que el Alcorcón había tenido suerte.

En la única victoria de la temporada liguera, el Córdoba también encontró facilidades para atacar el marco zaragocista. Marcó un gol y acumuló un buen puñado de ocasiones, sobre todo en el tramo final de la primera parte. En total, disparó doce veces sobre la portería de Ratón, cinco de ellas entre los tres palos. Borja reinó ese día por encima de todos en El Arcángel para dar la victoria a su equipo con dos buenos goles.

Una semana antes, el Granada logró un inmerecido empate en La Romareda. Se adelantó con un tanto de Pedro de falta, pero el Zaragoza lo aplastó en la segunda parte. Sin embargo, solo acertó una vez. Un punto. Aquella tarde en La Romareda fue la más plácida para la portería aragonesa, que solo recibió cuatro disparos.

Queda una jornada, la primera, la del estreno en el Heliodoro Rodríguez, donde el Tenerife le fue comiendo terreno conforme pasaban los minutos. Tanto es así que le creó doce oportunidades, seis de ellas en disparos a puerta. Le bastó un gol.

Así las cosas, los números dicen que al Zaragoza le han disparado a portería 48 veces en lo que va de Liga, en un promedio de casi diez ocasiones por partido. De ellas, 19 han sido de mucho peligro. O lo que es lo mismo, tiene que tratar de sobrevivir a cuatro disparos con pinta de gol en cada partido. No es suficiente. Su fragilidad le ha costado seis goles, la mitad a balón parado, y tres derrotas. En Reus, a González le habían marcado la mitad de goles a estas alturas.