La noticia de la suspensión de Leo Messi horas antes de salir a la cancha en La Paz cayó en Argentina con la fuerza de un meteorito. Donde había ilusiones, sobrevuelan viejos fantasmas. El castigo de cuatro partidos que dispuso la FIFA por la «puteada» (insulto) de un jugador virtuoso también en el arte de cubrir su boca con la mano para no ser ‘leído’ por las cámaras de televisión, y que esta vez gritó a la vista de todos, ha dejado casi sin palabras a un país futbolístico.

Afloraron los peores recuerdos. En 1994, y después de que Argentina derrotara a Nigeria, Diego Maradona fue expulsado del Mundial de 1994 por haber ingerido efedrina. «Me cortaron las piernas», dijo Diego, y esa frase fue repetida una y otra vez en Buenos Aires como prueba de una conjura internacional. Con Diego fuera del equipo, sus compañeros no pudieron hacerle frente a Rumanía. Estaban moralmente devastados y Argentina se volvió con mucha pena y sin gloria de Estados Unidos. La selección actual es Messidependiente. Sin su estrella es un equipo menor y desconcertante.

En La Paz, expuestos a los rigores de los 3.650 metros de altura, sus amigos y compañeros tuvieron que recomponerse de inmediato ante una adversidad temida desde el momento en que comenzaron a circular las imágenes en las que Leo se acuerda de la madre del asistente del árbitro Sandro Ricci. ¿Y Messi? No dijo nada en público, pero, señalaron los conocedores, ha quedado muy golpeado y tuvieron que salir a consolarlo.

Hay una diferencia importante con lo sucedido hace 24 años en EEUU. El diario ‘Clarín’ asegura que, con el paso dado, se ha derribado el mito de que a la FIFA le interesa que Messi esté en Moscú. En adelante, y si fracasa la apelación de los abogados de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), el seleccionado solo estará en Rusia si obtiene los puntos necesarios. Argentina depende todavía de sí misma para llegar a Rusia. Deberá pasar la prueba ante Venezuela, Uruguay, Perú. Su capitán podría volver ante Ecuador, en la última jornada.

Todo esto ocurre en un momento particular de la selección y el fútbol argentino. El entrenador, Edgardo Bauza, camina como un equilibrista por una delgada línea que separa la permanencia de la destitución. La AFA intenta salir de un caos de años. Y la FIFA, tan manchada por sus propios escándalos, quiere dar, esta vez, un mensaje de implacable equidad que ha sonado a sobreactuación. César Luis Menotti ha calificado de «disparatada» la decisión tomada. «Hay agresiones que son malintencionadas y a veces les dan solo dos fechas (jornadas). Esto fue algo verbal, es exageradísima», dijo.

LAS REACCIONES

También Mario Kempes expresó estupor: «La sanción es desmedida. Querrán sentar un precedente o hay que pensar que a lo mejor a la FIFA no le hace falta Argentina en el Mundial». Incluso el presidente de Bolivia, Evo Morales, tuiteó: «No comparto la sanción contra Argentina. Algo conozco de fútbol, la infracción fue a #Messi. Mi solidaridad con el mejor».

Las sanciones ‘de oficio’ suelen tener el signo de la desmesura. Le sucedió a Luis Suárez en Brasil 2014 tras su mordida al defensor italiano Giorgio Chiellini. El árbitro mexicano Marco Rodríguez ni siquiera le sacó en su momento la tarjeta amarilla. El insulto de Messi existió. ¿Pero fue tan resonante como la sanción? ¿Se trató de una descarga incontrolable del jugador que escondía una frustración futbolística? ¿Influyó una petición chilena tras la derrota del jueves por un penalti dudoso? ¿Por qué la FIFA se demoró tanto en actuar, cuando Messi ya estaba en Bolivia? ¿Existen razones no dichas para que el mejor jugador del planeta se pierda cuatro partidos?

En Buenos Aires no faltó el recuerdo del desplante de Leo a los últimos premios The Best. Pero resulta difícil explicar tamaña venganza a un supuesto desaire. Otros se preguntan si el castigo que cae sobre Messi no es en rigor también para una AFA que debió ser en los hechos intervenida por la FIFA, y donde el director de selecciones nacionales, el magnate televisivo Marcelo Tinelli, de muy buena relación con el capitán del equipo, está enfrentado con Maradona, en la actualidad un aliado de Gianni Infantino. El actual titular de la AFA, Armando Pérez, se enteró por la prensa de lo que había ocurrido con ‘La Pulga’. Mientras, su sucesor designado, Claudio Tapia, se hacía fotos cortándose el cabello.