Los últimos diez años han dejado jugadores por los que el Zaragoza pudo ingresar cantidades importantes y que se perdieron. Lafita, por ejemplo, se marchó libre en el 2012 después de que el Deportivo ejerciera su opción de compra y el Zaragoza lo recuperara en el 2009 por 3,5 millones y con un juicio mediante por la cantidad final a pagar.

Laguardia, que triunfa en el Alavés, se fue al acabar su contrato en el 2014, Whalley rescindió en verano pasado para irse al Sporting cuando estuvo un tiempo en el punto de mira de clubs ingleses como el Everton, mientras que Longás, en el 2008, se fue al Barcelona con la carta de libertad. El club azulgrana tenía que pagar solo si lo inscribía en el primer equipo (1 millón) o por los partidos que jugase en él. Ni una ni otra cosa logró Longás.

Joel Valencia, el debutante más joven en la historia zaragocista en el 2011, estuvo cerca de irse a la cantera azulgrana por 300.000 euros. No lo hizo. Se desvinculó en 2013 del club y juega en Eslovenia. Kevin Lacruz también debutó joven en el Zaragoza en 2009 y se fue al Betis B en el 2013 para jugar ahora en el Ebro.

Ramiro Mayor, en el 2012, y Anton Shvets, en el 2014, se fueron a la cantera del Villarreal tras acabar contrato, si bien el primero milita ahora en el Burgos. Y Tarsi emprendió rumbo a Lezama, al Bilbao Athletic tras no renovar en el verano pasado.

También se marchó en 2012 Héctor Otín a la Juve, que pagó los 450.000 euros por el Canon FIFA en derechos de formación por 5 temporadas. El delantero ahora milita en AS Gubbio de la Lega Pro. Paolo Fernandes, en el U23 del City y con muchas opciones de dar el salto, se fue en 2013 por 180.000 euros, lo previsto en sus derechos de formación. Y Buenacasa, que regresó en el 2015 al Aragón, lo hizo en cadetes al Barça en 2010 y a la Juve en 2013 y ahí el Zaragoza no cobró ni derechos de formación al irse a Italia.