De dar motivos para ilusionar de nuevo a corto plazo la selección pasó a dejar una sensación de angustioso desvalimiento. Con un solitario gol de Morata logró los puntos que necesitaba para despegarse de Ucrania en la segunda posición del grupo (1-0), pero finalizó loca por acabar el partido después de un segundo tiempo en el que solo emitió señales alarmantes, descosida y sumamente frágil ante los envites ucranianos.

Sigue en fase de reformas la seleccción española, pero después del batacazo ante Eslovaquia no había lugar para descuidarse de nuevo contra un rival empeñado en discutirle el derecho a una plaza directa secundaria en la Eurocopa de Francia, a la espera de que el líder dé un mal paso, algo que de momento no se adivina. Para intentar forzarlo habrá que esperar presumiblemente a septiembre, cuando el conjunto eslovaco devolverá visita a La Roja.

INIESTA-ISCO, JUNTOS

Es época de mudanza y para renovar el mobiliario de la sala Vicente del Bosque se decidió por lo que la mayoría reclamaba, juntar a Iniesta e Isco, además de colocar a Morata como gran referencia ofensiva, algo que sí estaba cantado ante la ausencia por lesión de Costa. Iniesta e Isco se pusieron a la tarea de activar a España. El primero, más centrado y cerca de Busquets, y el segundo más arriba por la izquierda y sin las obligaciones defensivas que tiene en el Madrid. Dirigieron el monólogo inicial de La Roja con una compenetración más que notable, aunque el gol no llegó hasta que Koke se descolgó por la derecha para dar continuidad de primeras a un pase de Iniesta hacia Morata, que aguantó bien a su marcador y batió a Pyakov con un afortunado remate.

Al descanso pudo irse España con todo mucho más claro, pero la madera rechazó el buen cabezazo de Ramos en una falta lanzada por Silva.

LESIÓN DE ALBA

No entró el balón y, a la vuelta del intermedio, el conjunto español se echó a temblar a la primera que Ucrania se decidió a buscar su área. Casillas sacó con dificultades un lanzamiento de falta de Rotan, a quien poco después, comprometido por Piqué, regaló la pelota con la fortuna de que el rival tiró al muñeco. España comenzó a dar síntomas alarmantes de fragilidad, perdió confianza y acabó emborronando el estimable cuadro que había pintado en la primera parte. Además, Jordi Alba se fue lesionado con un problema en los abductores.