La referencia está en junio del 2003, cuando Aragón logró conquistar por primera vez el Campeonato de España de selecciones autonómicas sub-18. En aquel combinado destacó Alberto Zapater, que llevaba un brazalete de capitán bien parecido al que luce 14 años después en el Real Zaragoza. Fue un destello que llamó la atención y anunció la llegada de la citada perla para el fútbol aragonés. Poco más refulgiría después. El lateral Óscar Valero, hoy en el Ebro de Segunda B, jugaría cuatro partidos en Primera con el equipo de La Romareda; Vicente Pascual, castigado por las lesiones, llegó a cinco como zaragocista, aunque cuatro de ellos en Segunda División; y Jorge Larrosa pasó su carrera en el Huesca, al que ayudó en el penúltimo ascenso al detener un penalti decisivo. Hoy es el jardinero de los campos del equipo azulgrana. Del resto poco se supo en el fútbol profesional, al que llegan muchos menos jugadores de los que, en general, se pueda pensar.

De momento, se puede decir que en esta generación triunfadora hay materia prima suficiente para pensar en algo más. Lo asegura Miguel Sevil, el entrenador que los ha conducido hasta el éxito. «A medio plazo se sabrá dónde llegan. Es verdad que el éxito ha sido rotundo y esperamos que muchos de estos chicos puedan llegar a jugar en el fútbol profesional. Veremos dónde acaban, pero está claro que el hecho de obtener un resultado de estas características y de la manera que se ha producido, deja entrever que varios jugadores de esta generación tendrán un hueco en el fútbol profesional».

La predicción no es gratuita. En estas generaciones triunfadoras se suelen esconder algunos fubolistas del futuro. Hace tres años llegó hasta la misma final el exzaragocista Jesús Vallejo, futbolista del Real Madrid al que ya han anunciado que estará en el primer equipo blanco la próxima temporada. Junto a él despuntaron Sergio Gil, hoy en el Lugo de Segunda, y Carlos Nieto, que se entrena habitualmente con el primer equipo en la Ciudad Deportiva. Son el último ejemplo de futbolistas prometedores, de los que llegan a la cima o se quedan cerca. En esa escalada están ahora los hermanos David y Carlos Vicente, Forcén, Azón, Uche, Soro, Losfablos, Tresaco o Puertas, por citar. Son algunos de los triunfadores de la última conquista, en la que no estuvieron los internacionales españoles David Subías, que sufrió una fractura de clavícula, y Enrique Clemente, con problemas de pubis.

«Son chicos que están en un momento crucial. Seguramente a muchos les abra ciertas puertas. De hecho, ya sabemos que algunos han firmado por el Zaragoza al año que viene (los gemelos Vicente y el centrocampista Losfablos). Pero sería injusto personificar porque tenemos jugadores internacionales que no han podido jugar esta fase final y otros han sabido mantener el nivel. Si ves el partido del domingo, rayan el sobresaliente», explica Sevil, que admite que es «muy buena» la materia prima de este año. «Nuestro papel es saber sacar partido de lo que dispones y encontrar un modelo de juego con el que obtengas resultados. Ha habido un grupo maravilloso y nos hemos manejado muy bien en conjunto. A la vista está el rendimiento que ha dado esta generación. A priori no entrábamos en las quinielas como vencedores, pero vas haciendo buenos partidos y enlazando victorias y llegas a esta fase final con una experiencia y confianza que te hace pensar que por qué no. Se trataba de potenciar la confianza del jugador, que se crea que puede alcanzar grandes metas. Es poner otro granito de arena al trabajo que hacen con sus clubs».