--¿Sigue ligado al fútbol?

--Sí. Estoy en Almirante Brown, en Buenos Aires, como coordinador y con los chavales de 18 a 20 años. Es un club grande dentro de la B metropolitana.

--¿Qué recuerdos tiene de su paso por Zaragoza?

--Los mejores. Allí viví mis mejores años como jugador y como persona. Jugué de la mano de Leo Beenhakker y tuve muy buenos compañeros. Siempre me acuerdo del Zaragoza y sigo pendiente de su trayectoria. Cuando me invitaron al 75 cumpleaños del Real Zaragoza me hizo mucha ilusión.

--Ya sabe que el club ha vivido momentos duros y que ahora, tras el cambio accionarial, empieza a remontar.

--Cuando yo fui estaba Agapito como presidente y no parecía que las cosas podían acabar tan mal. Me da mucha pena que un club tan grande esté en esa situación. Su sitio es la Primera División. Recuerdo que cuando me compró el Zaragoza todos me preguntaban por mis aspiraciones y yo les decía que venía a salir campeón. Entonces me dijeron que me había equivocado, porque estaban por delante Real Madrid, Barcelona, Atlético y otros equipos, pero hicimos buenas campañas y el Zaragoza destacó por su buen fútbol.

--Aquí se le recuerda como un jugador de gran calidad.

--A veces digo que en uno puede ser malo, regular o bueno como jugador, pero yo siempre rescato a la persona y creo que dejé un buen recuerdo.

--Pero usted era un buen jugador, porque entonces el Zaragoza ya tuvo que pagar 50 millones de pesetas para ficharlo.

--En ese momento era una suma importante. Tenía 22 años, venía de jugar en la selección juvenil, con la que salí campeón del mundo, y de formar parte de la selección mayor.

--En su época, Armando Sisqués, entonces presidente, llegó a decir que el Zaragoza tenía el mejor equipo de su historia.

--Teníamos un buen equipo y al mejor entrenador, Leo Beenhakker, que había dirigido al Ajax. Le gustaba mucho el buen fútbol. En Argentina, con Menotti, también hacíamos buen juego y por eso no me costó adaptarme. Teníamos muy buenos jugadores y un estilo que se identificaba con la gente de Zaragoza, pero no podíamos competir con Madrid, Barcelona o Atlético.

--Beenhakker decía que hacían un fútbol total.

--Venía con el estilo de Holanda y nos daba libertad. Cualquiera podía jugar en cualquier puesto. Le daba igual, pero siempre que volvieras a una posición.

--El 23 de enero de 1983 juegan contra el Barcelona, sin Maradona, en La Romareda y es la primera vez que se cuelga el cartel de no hay billetes.

--Siempre tratábamos de hacer buenos partidos y daba igual que viniera quien viniera, en La Romareda siempre jugábamos con mucha gente. Si vos juegas bien, la gente viene a la cancha y si juegas mal, alejas a la gente de la cancha. Nosotros intentábamos que la gente se divirtiera.

--Recientemente, el Zaragoza ha jugado contra Osasuna en El Sadar, donde usted hizo muy buenos partidos

--Así es. Recuerdo que jugamos una vez con todo el campo nevado. Hice uno de mis mejores partidos en España a pesar de que era la primera vez en mi vida que veía la nieve. Todos mis compañeros me felicitaron. Ganamos 1-2. Recuerdo que a los argentinos nos tildaban a veces de miedosos y en un partido contra el Gijón, Mesa me puso una plancha y me rompió el dedo pequeño de un pie. Me di cuenta cuando me quité el botín y entonces mis compañeros me dijeron que por fin tenían un argentino con cojones. Tuve la suerte de jugar hasta los 38 años. Nunca estuve lesionado.

--Y en otra ocasión también ganaron en Pamplona por 1-4, con tres goles suyos.

--Casi siempre me iba bien con Osasuna. Yo tenía llegada y un buen despliegue. Me alegra que por lo menos a través de una pelota, del juego, hiciera disfrutar a mucha gente. Me comparaban con Marcelo Trobbiani y no sé si pude superarlo o no, pero traté de dejar una buena imagen. Gané tres años seguidos el trofeo Toque-Toque de Pikolín al mejor jugador. Aún tengo esos trofeos y se los muestro a mis hijas.

--Usted y Señor formaban una buena pareja.

--Nos entendíamos muy bien, pero era fácil con él. Con la mirada y con el juego era suficiente. Éramos una pareja que cada vez que agarrábamos la pelota hacíamos que todos corrieran y jugarán. El resto tenía calidad y eso también nos facilitaba nuestra labor. Correr, jugar y marcar, que era lo que pregonaba siempre Leo Beenhakker.

--Quizás el único debe de aquel equipo fue no poder clasificarse nunca para Europa ni conseguir algún título.

--Eso fue siempre un problema para nosotros, porque, a pesar de que teníamos un buen equipo y que peleábamos por estar arriba, nunca tuvimos la suerte de meternos en la UEFA o de pelear por ganar la Copa del Rey, que se nos daba mal.

--¿Cree que de haber ganado algo o haber estado en Europa quizás hubiera sido un equipo todavía más recordado?

--Si armas un buen equipo y no peleas por ningún título siempre es una pena. Con equipos que creíamos superiores siempre hicimos buenos partidos, pero lamentablemente no pudimos pelear por nada importante. En la Copa con equipos ganables se nos complicaban los partidos y por eso nunca pudimos llegar lejos en esta competición.

--En ese Zaragoza había muy buenos jugadores. ¿En algún momento tuvieron problemas de celos entre ustedes?

--Nunca. Éramos buenos compañeros dentro y fuera de la cancha. Eso se notaba también en el campo. Nosotros nos encontrábamos cerca del estadio después de cada entrenamiento para tomar una cerveza y comer unos pinches. Íbamos unos a casa de otros y mi señora, por ejemplo, era muy amiga de las de Herrera y Lafita. Hasta hicimos alguna fiesta de disfraces. Tenemos muy buenos recuerdos de aquellos años.

--¿Se llevaba especialmente bien con alguno?

--Con Raúl Amarilla. Estábamos todo el día juntos y dormíamos juntos en las concentraciones.

--Luego se fue al Lecce, que pagó 200 millones de pesetas. Entonces el traspaso más importante en la historia del club.

--El Zaragoza no me vendió porque necesitara el dinero sino porque la oferta de los italianos era muy buena, casi irrechazable. Siempre trate de ser yo mismo y un buen profesional. Recuerdo que un día Avelino Chaves (entonces secretario técnico) me dijo que en el Zaragoza antes de comprar un jugador lo primero que hacían era seguirlo, para saber quiénes eran los amigos, la novia, porque querían que fuera un buen profesional y que conmigo no se habían equivocado. Siempre intenté no defraudarle a la gente que confió en mí.

--Mientras estuvo en el Zaragoza también siguió yendo a la selección argentina, donde era uno de los titulares.

--Tuve la suerte de ir con Menotti y luego con Bilardo.

--Usted ganó el Mundial sub-20 de Japón en 1979 con Maradona y un equipazo.

--Esa selección se fue armando de apoquito, como si fuera un rompecabezas. Quedamos los mejores 18 y dentro de ellos teníamos a un genio como Maradona. Era una selección fuerte, que se armó de atrás para adelante, y no nos ganaba nadie. Hasta el día de hoy la gente se acuerda de sus jugadores.

--Después jugó el Mundial de España-82, pero Argentina no hizo un buen papel.

--Entonces tenía yo 22 años y me convocó para esa cita Menotti. Nos fue mal. Arrancamos perdiendo contra Bélgica por 1-0. Después le ganamos a El Salvador y a Hungría. Pasamos a la segunda fase y nos tocó jugar contra Italia y Brasil. Perdimos con los dos y lamentablemente quedamos fuera. Después hablaron de fracaso, pero para mí el fracaso es otra cosa. Nos encontramos, por ejemplo, con una Italia que había jugado muy mal en la primera fase, que fue muy criticada, pero que después jugó muy bien y fue campeona, mientras que en Brasil había jugadores como Zico, Júnior, Sócrates, Eder, tenían un equipazo.

--¿Y lo del pulmón de oro de la selección por qué era?

--Porque corría mucho, no me cansaba nunca. Además también me gustaba jugar bien. Ahora yo trato de que mis jugadores no corran mucho y jueguen más. Me comparaban con Ardiles. En Argentina se hacía difícil estar en la selección porque había muy buenos jugadores.

--¿Cree que podía haber jugado en el fútbol actual?

--Creo que sí. Como decían entonces, tenía un pulmón increíble y para jugar en el fútbol actual hay que estar bien preparado físicamente.

--Usted tuvo la suerte de jugar con Maradona. ¿Cree que era mejor que Messi y Cristiano?

--Maradona era mejor. Las comparaciones son odiosas. Y lo que tenía Maradona no lo tiene Messi y lo que tiene Messi no lo tenía Maradona. Messi gambetea en velocidad y Maradona era más técnico, abastecía más a los delanteros y Messi, a veces, es más individualista. Me gusta Messi y Cristiano también, porque no es el jugador de la primera época, que era muy individualista, pero yo elegiría siempre para mi equipo a Diego Maradona.

--¿Y entre Messi y Cristiano?

--No es porque sea argentino, pero me quedo con Messi porque me gusta ese fútbol que encara para adelante, que tiene la facilidad de sacarse el hombre de encima en una baldosa, le pegan, no se fastidia, se levanta, mientras que Cristiano Ronaldo cuando le pegan esta siempre lamentándose, pero no quita para que sea un gran jugador.

--¿En qué se diferencia el fútbol de ahora y el de su época?

--Creo que antes se jugaba un fútbol más lento, más técnico, y hoy se juega un fútbol más rápido y más vertical. Se llega más rápido al arco.