--Recientemente se ha celebrado el 30° aniversario de la Copa Rey conseguida en 1986. ¿Quizás ese sea su mejor recuerdo en el Real Zaragoza?

--Desde luego que sí, porque ganar una Copa no es nunca fácil. Fue un día para recordar.

--Y en una final ante una gran equipo como el FC Barcelona.

--Habíamos hecho un buen año, porque nos quedamos cuartos en la Liga, pero jugar contra el Barcelona y ganar era muy complicado. Tenían buen equipo y partían como favoritos, pero hicimos nuestro partido y nos llevamos la Copa. Poco después jugaban la final de la Copa de Europa y también perdieron.

--En esa final jugó de central, pero su puesto era de centrocampista.

--Así es. Con Luis Costa casi siempre jugaba de centrocampista con Señor, pero alguna vez lo había hecho de libre. En la final no pudo estar Fraile y tuve que jugar de central con Juliá. Lo resolvimos lo mejor posible y creo que hicimos un buen partido.

--¿Cómo se definiría como jugador?

--Me decían que era un jugador polivalente porque he jugado de lateral, de central, en el centro del campo e incluso alguna vez de mediapunta. Siempre me he considerado un jugador de club. Me tenía que ganar todos los años el puesto porque siempre partía como que no iba a jugar y luego siempre jugaba mucho.

--¿Recuerda cómo llegó al Real Zaragoza?

--Yo siempre pongo de ejemplo mi caso a los chavales. Con 17 años estaba en Almudévar, en mi pueblo, jugando en Primera Regional y con 19 años debuté en el Zaragoza. Con esto quiero decir que es algo que le puede pasar a cualquiera. Lo único que hay que tener es ganas de trabajar e ilusión para aprovechar tu oportunidad. Además no empecé a jugar hasta los 16 años, pero el Zaragoza se fijo en mí y decidió ficharme en juveniles.

--¿Cree que entonces había más apoyo a la cantera en el Real Zaragoza que ahora?

--Yo creo que había más apoyo. Recuerdo que siempre había cinco o seis jugadores de la casa en el primer equipo y ahora no sucede igual. Me parece que estando el Zaragoza en Segunda debería haber más oportunidades para la gente de la casa. Muchos chavales pensarán que si ahora no juegan cuando se suba a Primera será aún más complicado.

--Lo que no cambia es que se sigue siendo igual de exigente con el jugador de la cantera.

--Pero yo siempre he dicho que la afición de La Romareda es muy exigente por todo lo que ha vivido y por los buenos equipos que ha tenido el Zaragoza. Es normal que sea exigente, pero, por circunstancias, el equipo está ahora en Segunda División y ojalá que pueda subir a Primera.

--Usted debutó con el Real Zaragoza siendo casi juvenil.

--En verdad yo tuve dos debuts en Primera División. El primero fue ante el Sevilla, que jugó con el equipo profesional, cuando hubo una huelga y nosotros jugamos con el Deportivo Aragón ese partido, donde perdimos 5-0, pero mi verdadero debut con el primer equipo fue en Murcia, más de un año más tarde, y empatamos a cero. Salí en la segunda parte y recuerdo ese momento con mucho cariño, pero es algo que valoras más cuando te retiras. Entonces me subió al primer equipo Leo Beenhakker, pero ya llevaba un año entrenando con ellos y jugando con el Aragón. Eso me sirvió de mucho, porque cuando debuté los conocías a todos y era uno más.

--En su época parece que al jugador no se le creaba ningún trauma por entrenar con el primer equipo y jugar con el filial.

--Para nada. Yo, hasta que cumplí los diez partidos que se permitían, estuve alternando con los dos equipos. Beenhakker me avisaba cada semana dónde iba a jugar. Te tienes que plantear que necesitas competir y esforzarte en el filial para luego volver al primer equipo. Yo no entiendo que ahora parezca algo malo eso de subir y bajar al filial. Cuando bajas tienes que intentar destacar y ser el mejor.

--Usted jugó siete temporadas en el Real Zaragoza, todas en Primera División, ¿pero qué es más difícil llegar o mantenerse?

--Jugar diez años en Primera División como hice yo es difícil y también que te den la oportunidad, pero te lo tienes que ganar. Yo siempre he dicho que es más difícil mantenerte que llegar. Un entrenador te puede dar la oportunidad, pero luego mantenerte es a base de trabajar y trabajar y más cuando eres de la cantera.

--¿Con el paso de los años cómo recuerda su etapa como zaragocista?

--Con mucho cariño. La verdad es que a mí la afición siempre me ha tratado bien. También hubo algún pitido, pero eso es lo normal. En general la gente de La Romareda siempre tuvo un buen trato hacia mí.

--Usted jugó siempre con el Real Zaragoza en Primera División. ¿Le duele verlo ahora por tercera temporada consecutiva en Segunda?

--Duele, porque he vivido momentos muy buenos en el Zaragoza en Primera División. Ganamos la Copa del 86 y luego jugamos la Recopa y llegamos a semifinales, pero después he visto cómo se ganaban más Copas del Rey y se ha conseguido la Recopa. Y ahora ver la situación en la que se encuentra el Real Zaragoza duele y lo sientes, porque es un equipo histórico que se merece estar en Primera.

--¿En algún momento pensó que podía desaparecer?

--Hace dos veranos. No tenía buenas vibraciones por todo lo que se decía en la prensa. No había estabilidad y los jugadores y la gente del club no podían estar tranquilos y centrarse en el fútbol. El club ha vivido una etapa muy convulsa, con cambios continuos de jugadores, cuando el Zaragoza era un club al que todos los futbolistas querían venir y la mayoría de ellos se quedaban mucho tiempo. Yo he estado jugando fuera y el Real Zaragoza siempre ha sido un club muy querido. La gente siempre recuerda que el Zaragoza ha sido un equipo con caché, que jugaba bien y que conseguía títulos. Ojalá que esta temporada pueda volver a Primera porque se necesita.

--¿De su etapa de jugador recuerda especialmente a algún compañero por su calidad?

--He jugado con muy buenos jugadores, pero para mí el mejor con el que he jugado ha sido Juan Señor. Era un jugador, muy bueno, muy completo. Ha sido internacional muchas veces y un futbolista de gran nivel. Y digo esto después de haber jugado con gente como Barbas, Raúl Amarilla, Valdano, Rubén Sosa o con Pardeza. Y es que el Real Zaragoza siempre ha tenido buenos jugadores. Después estuve en el Sporting de Gijón con gente como Joaquín, Luis Enrique o Manjarín, pero me sigo quedando con Señor. Además, estuve con él siete años y vi como se echaba el equipo a las espaldas cuando era necesario. Siempre daba la cara. Es mucho más fácil jugar con buenos jugadores.

--Después de siete temporadas se fue al Sporting de Gijón tras no poder alcanzar un acuerdo para renovar. ¿Qué sucedió?

--Yo puedo hablar por lo que me ha tocado a mí, pero pasa en muchos sitios de España. Recuerdo que cuando fui al Sporting la gente de casa también se quejaba un poco de lo mismo. Creo que no se valora lo suficiente a la gente de casa. Siempre hay un pero, es bueno pero no con la izquierda no va bien, siempre hay algún pero. Eso es por lo menos lo que he vivido en Zaragoza. En mi último año aquí nos clasificamos para la UEFA y el club me quiso renovar, pero no me sentí valorado en ese momento después de haber jugado más de 200 partidos en el club. Llevaba siete años jugando en el primer equipo y creo que me merecía algo más. Fuera, en cambio, me lo reconocieron.

--Y se fue al Sporting de Gijón.

--Tuve oferta del Valencia y cuando ya había firmado por el Sporting vino a buscarme el Atlético de Madrid, donde estaba Javier Clemente de entrenador, y el Sevilla, pero ya había firmado y me iba a un buen equipo. En esos momentos el Sporting siempre estaba clasificado entre los seis primeros de la Liga y la verdad es que estuve muy a gusto en Gijón. Entonces estaba allí gente como Luis Enrique y Joaquín y había una buena plantilla. En mi segunda temporada acabamos cuartos y nos metimos en la UEFA. Era un buen equipo y con una afición muy exigente en esos momentos, porque el Sporting ya había quedado en una temporada segundo en la Liga.

--¿Nunca se dio la posibilidad de que pudiera volver al Zaragoza después de dejar el Sporting?

--Allí estuve tres temporadas y hubo comentarios de que podía volver al Zaragoza, pero directamente nadie se puso en contacto conmigo para volver. La verdad es que me hubiera gustado, porque el Real Zaragoza es mi casa. Vine de juvenil y me fui con 26 años al Sporting. Después de Gijón me fui al Castellón.

--¿Y hay algún entrenador que recuerde con especial?

--En general he tenido buen trato con los entrenadores, pero yo siempre me acuerdo de Leo Beenhakker, porque fue el que me dio la oportunidad de jugar en Primera. Cuando me citaba, incluso estando en el filial, sabía que iba a jugar de titular y pocos entrenadores confían en un chaval. Al décimo partido ya no podía volver a jugar con el Aragón y me puso de titular en el Bernabéu. Eso te demuestra la confianza de un entrenador.

--Pero Beenhakker tuvo mala suerte, porque el Zaragoza jugaba muy bien con él, pero nunca pudo clasificarse para Europa.

--Nunca nos pudimos meter en Europa, a pesar de tener un buen equipo y hacer un buen fútbol. Era un entrenador que decía que con meter un gol más que el contrario era suficiente y por eso había partidos con muchos goles. Era muy valiente y de hecho luego lo fichó el Real Madrid. Era un entrenador del gusto de La Romareda, de ataque, y la verdad es que la gente vibraba cuando jugábamos aquí. Fuera de casa se llenaban los campos cuando íbamos a jugar porque la verdad es que hacíamos muy buenos partidos. Aquí tuve a Beenhakker, Ferrari, Luis Costa, Manolo Villanova y Antic.

--Usted se retiró con 37 años, pero su última etapa ya no fue en el fútbol profesional.

--Así es, del fútbol profesional me retiré antes. Me fui del Villarreal con 35 años, pero luego estuve en la Sociedad Deportiva Huesca, en Segunda División B, aunque tuve ofertas para jugar en Segunda pero solo me ofrecían una temporada y era mucho lío para mover a la familia, luego estuve en el Endesa Andorra, también en Segunda B, y finalmente me fui al Figueruelas, que ascendimos de Tercera División a Segunda B. La retirada definitiva fue con 37 años camino de los 38. Fui un jugador que se cuidó bastante y que me gustaba mucho entrenarme y darlo todo. He tratado siempre de ser profesional y creo que eso te alarga la vida deportiva.

--Y tras retirarse empezó su etapa como entrenador de cantera y llegó a la Ciudad Deportiva

--Primero estuve tres años en el Amistad y luego me llamó Javier Chirri para la Ciudad Deportiva. Allí estuve 5 años. Después fui al Giner y ahora estoy en el San Gregorio. Siempre he estado ligado de una u otra forma al fútbol. Me he criado en un vestuario y mi vida ha sido el fútbol. Empecé a entrenar en el Amistad por casualidad, pero hasta ahora nunca he pensado en dedicarme a ello profesionalmente. Nunca ha sido mi pasión. Ahora estoy bien en el San Gregorio, donde he tenido la oportunidad de volver a trabajar con la cantera tras un año sin hacerlo, pero si se diera en algún momento la posibilidad de volver al Zaragoza no me importaría.