El Real Madrid despachó, a modo de trámite, la visita del Espanyol, empujado por la solidez constatada como local y bendecida por las penurias de su adversario, distante de los objetivos blancos, que dejaron la situación pendiente del devenir, a la espera de un error del Barcelona para limar la distancia con el liderato.

El triunfo ante el cuadro blanquiazul, gestado con dos los goles de Sergio Ramos, el brasileño Kaká y el argentino Gonzalo Higuaín, mantiene a cinco puntos el primer puesto. Una sesión más consumida y las expectativas madridistas pospuestas para el futuro. Manuel Pellegrini repitió el once que terminó con la maldición de Riazor.