--Ya ha terminado su temporada tras jugar dos partidos con Costa de Marfil, ¿cómo se siente?

--Bueno, aún tengo que ir a jugar dos amistosos benéficos a Mali y a Camerún (Romaric tiene una fundación de ayuda a la infancia), pero sí que ya estoy de vacaciones tras una temporada muy difícil para mí, durísima en todos los aspectos.

--¿Cómo la valora?

--Ha sido una temporada muy mala, nefasta. No he podido dar lo que esperaba el Zaragoza de mí. Estoy muy triste y muy afectado por todo lo vivido, por mi rendimiento, por no haber cumplido las expectativas, por no poder ayudar a evitar que el Zaragoza se marchara a Segunda División... Todo esto me ha tocado mucho.

--Usted era una apuesta muy fuerte de Manolo Jiménez, sin duda en la que puso más empeño, y ha acabado el curso sin jugar apenas en el tramo final, y por tanto sin responder a la confianza del entrenador.

--En lo personal, mi fichaje por el Zaragoza era una apuesta mía y del míster por intentar dar lo máximo, por mostrar aquí mi mejor nivel para ayudar a que el equipo creciera y que jugara bien. Pero salió todo mal, no estuve a la altura.

--Jiménez tiene motivos para sentirse defraudado con usted.

--Es cierto. Siento que le he fallado, que no aporté lo que esperaba después de que él hizo mucho para que yo llegara al Zaragoza el verano pasado. Tengo un sentimiento de culpa enorme por lo que he vivido, porque a Manolo lo quiero mucho, hay un cariño mutuo y es como un padre para mí. No responder a alguien al que ves como tu padre deportivo, sentir que no le has dado lo que esperaba, es muy duro. Incluso me cuesta decir todo esto, por eso en los últimos meses no quería dar entrevistas ni salir a sala de prensa, porque me cuesta muchísimo hablar del míster tras haberle fallado.

--Su 'mea culpa' parece sincero, pero una temporada tan larga da para estar en forma, para aportar. Y usted no lo ha hecho. ¿A qué atribuye lo que le ha pasado?

--Aunque pueda sonar a excusa, he tenido mala suerte, de verdad. Tuve varias lesiones y molestias al llegar, me costó entrar, adaptarme a la idea del equipo y después vino la Copa de África en enero. Creo que participar en ese torneo me hizo bien, me dio los minutos que necesitaba, recuperé mi mejor nivel, pero al poco de regresar me volví a lesionar y cuando me recuperé, en los últimos partidos, el entrenador decidió apostar por otros compañeros a los que veía mejor. Se me fue la temporada y no pude ofrecer el fútbol que sé que tengo, esa es toda la verdad.

--¿Siente que también ha fallado al zaragocismo?

--Por supuesto, a la afición y al club, a los dirigentes. No sé si es el momento de pedir perdón, pero sí como mínimo de asumir culpas y responsabilidades y yo asumo el primero la mía. Sé que para esta afición fue muy duro lo vivido, pasar por todo lo que implica el descenso y una temporada como mínimo en Segunda. Pero estoy seguro de que el Zaragoza volverá a Primera muy pronto, los aficionados se lo merecen, por todo lo que han ayudado. Son lo mejor que tiene el Zaragoza, eso sin duda.

--La afición fue muy crítica tras el descenso en el partido contra el Atlético y en particular con algunos futbolistas como usted, por su bajo rendimiento. ¿Cómo se tomó todo aquello?

--La afición no me criticó solo a mí, aunque sé que también recibí esas críticas. Entiendo a la gente, estaba disgustada, triste, pensaban que no hemos jugado en esta temporada con el honor que requería la camiseta, que no cumplimos con nuestro deber como profesionales. Entiendo que piensen y sientan eso, pero también deben saber que nosotros lo hemos pasado muy mal, que los primeros afectados por este golpe somos la plantilla y el cuerpo técnico.

--¿Por qué bajó el Zaragoza? ¿Qué se hizo mal?

--Muchas cosas. Es una colección grande de errores de la que todos debemos asumir nuestra culpa, insisto en que yo el primero. No tengo la explicación clave, ni creo que solo haya un porqué, sino una colección de factores que se resumen en uno: hicimos las cosas mal y en el fútbol, como en la vida, eso se paga. Y lo terminamos haciendo.

--¿Y su futuro por dónde pasa? Firmó por dos años en el verano pasado, pero el descenso y la salida de Jiménez cambian mucho el escenario.

--En principio, tengo un año más de contrato con el Zaragoza que está ahí y yo me veo en el proyecto en Segunda. No tengo ningún problema por jugar en esa categoría aunque no lo haya hecho nunca, pero todo depende del club y hay aspectos que van más allá del sentimiento y del corazón. No solo es una cuestión de querer estar, también hay un dinero y un contrato ya hecho...

--Que, por cierto, el club no puede asumir en Segunda. La decisión del Zaragoza es la de facilitar su salida, incluso dándole la carta de libertad.

--No lo sé todavía, a mi agente le he dicho que quiero estar unas semanas tranquilo, desconectar, recuperar el ánimo tras todo lo vivido. Cuando haya que decidir, veremos las opciones y haremos lo mejor para mí y para el Zaragoza. Y en esa decisión yo al menos no me pongo fecha

--De Turquía y del Kasimpasa es donde hay el mayor interés por ficharle. ¿Se ve jugando en la Liga de ese país?

--Estoy al corriente y sé que existe esa opción, pero las intenciones se tienen que transformar en una oferta concreta. Una cosa es hablar y otra, que llegue una propuesta real. A mí no me importaría jugar en Turquía, por supuesto que no, pero lo primero que quiero conocer es la idea formal del Zaragoza. Después, ya se verá.

--Si, como parece, se va este verano, ¿cómo definiría su paso por el Zaragoza.

--Como la experiencia más amarga de mi carrera deportiva, sin duda.