--Aquel Zaragoza daba espectáculo en el campo pero también en la tribuna con Soláns. ¿Qué anécdotas guarda sobre él?

--Alfonso era una persona muy afectiva. Para nosotros un abuelo gracioso y simpático pero con un carácter tremendo. Recuerdo que era un hombre algo estancado en la época franquista y tras fichar a Darío Franco dijo que lo había fichado por su apellido. Otra anécdota fue cuando visitamos Pikolín. Dijo que el que no corriera se iba a trabajar allí.

--Pierden la Copa del Rey de 1993 ante el Madrid con una actuación nefasta de Urío Velázquez.

--Yo en particular salí muy enfadado porque con 0-0 Milla me hizo un penalti clarísimo. Todavía guardo en casa los siete fotogramas de aquella jugada. En el cómputo general ellos fueron mejores. pero estoy seguro que si Urío pita aquel penalti ganamos.

--Al año siguiente juegan otra vez la final de Copa ante el Celta y se resarcen ganando en los penaltis. ¿Qué recuerda de aquel día?

--Fue uno de los partidos más emocionantes que he jugado. Con el Calderón bien repartido, no como ocurre ahora. La pena fue que nos jugáramos todo en los penaltis, porque siempre queda alguien marcado y eso es muy triste. Fue una ronda casi impecable donde solo falló Alejo y cuando me tocó a mí recuerdo a los 25.000 zaragocistas en silencio. A la gente del Celta ni la escuchaba. Y marqué.

--A pesar de que no jugó, ¿es el partido de la Recopa el más importante de su carrera?

--La Recopa es un momento histórico para el club pero para mí fue muy duro. Al comienzo de la temporada me tuve que operar y lo pasé mal intentando acelerar los plazos. Me metí presión y eso me generó mucha ansiedad. Conseguí llegar dos semanas antes pero ya era tarde y para mí fue un palo.

--¿Desde dónde vio el golpeo de Nayim?

--Estaba en el palco junto a Sergi, Lizarralde y Cafú y fue tremendo porque se veía que no había respuesta posible y éramos campeones. Nos saltamos el protocolo y nos lanzamos al campo antes de que terminara el partido.

--¿Le había visto alguna vez intentar algo parecido a lo que hizo en el Parque de los Príncipes?

--Tan osado no lo había visto nunca. En entrenamientos sí porque Nayim tenía un buen golpeo. Pero hacer eso en una final europea, en el último minuto y desde aquella distancia es algo que solo sale una vez en la vida y para él es algo por lo que siempre se le recordará.

--¿Cómo pasó aquella noche?

--Nos fuimos al hotel con nuestras parejas y cenamos allí. Algunos salieron después pero yo no tenía ánimo. Recuerdo a Sergi animar a la gente después del partido con un megáfono hasta altas horas. Al día siguiente al coger el avión todavía seguía.

--A su llegada a Zaragoza toda la ciudad se volcó con el equipo.

--Es algo que se tiene que vivir. Fue increíble cuando llegamos a la Plaza del Pilar, estaba a reventar y creo que no solo la gente aficionada al fútbol estaba allí. Una gran cantidad de aragoneses vivió con orgullo esa gesta.

--Durante su estancia en Zaragoza. ¿Tuvo ofertas para salir?

--Tuve la oportunidad de marcharme en 1994 porque muchos jugadores cumplíamos contrato pero el club apostó por la continuidad. Aquel año fuimos terceros y el club entendió que se debía seguir en la misma línea. La idea fue hacer una oferta de renovación a la baja para todos y no perder a nadie. Yo recibí ofertas del Tenerife, que por aquel entonces era un equipo de UEFA, y algún otro pudo marcharse a Osasuna. Pero entendimos que era mejor mantenernos en un equipo donde se nos valorara.

--En sus dos últimas campañas apenas jugó 20 encuentros y se fue al Oviedo y al Toledo, donde se retiró. ¿Cómo vivió aquellos últimos pelotazos al balón?

--En mis últimos años la lesión de rodilla siguió dándome problemas y también empecé a sufrir molestias en el gemelo. Fue muy duro pero el futbolista debe saber convivir con eso. Yo tuve siete operaciones, lo dejé todo en el campo y eso lo pagué al final. Pero mereció la pena.

--¿Cuándo empezó a ver que su futuro en el fútbol iba a continuar como entrenador?

--Durante mis últimos años como jugador comencé a plantearme la posibilidad de entrenar. Pero no lo tenía muy claro y cuando me retiré decidí probar en un equipo juvenil. Disfruté mucho con el Toledo y allí fue cuando vi con claridad que me quería dedicar a entrenar.

--¿Cómo vivió su experiencia como técnico del Zaragoza?

--Por un lado fue maravilloso, porque para mí si me dieran a elegir no elegiría ni al Bayern, ni al Barcelona ni a nadie que no fuera mi Zaragoza. Pero también fue muy presionante porque el club pasaba una situación institucional caótica. Fue muy duro.

--¿Qué es lo que más le sorprendió cuando llegó al banquillo del primer equipo?

--Lo que más me llamó la atención es que aquellos jugadores no estuvieran respondiendo. Aunque cuando analizas todo en conjunto, los problemas institucionales, el comportamiento de algunos jugadores, el enfado de la gente, las deudas. Todo encaja. Tuvimos que hacer un cambio radical y el equipo resurgió.

--¿Sueña con volver a entrenar en Primera al Zaragoza?

--El Zaragoza siempre me va a atraer. He pasado los mejores años en la ciudad y mis hijos nacieron allí pero quiero que las circunstancias sean diferentes.

--Le gusta bastante la NBA, ¿no?

--Sí. Me considero casi un experto. Soy seguidor de Boston Celtics y me grabo todos los partidos. Me entusiasma la organización que tienen los americanos con todos los deportes.