Que cuando Mohammed Alí Amar Nayim visita Zaragoza es noticia no es ningún secreto. Uno de los mitos que mayor rango se ganaron en el Real Zaragoza ha vuelto estos días a pasear por la ciudad que mejor recuerdo futbolístico guarda de él. El motivo de la visita lleva el apellido Nayim, aunque esta vez el importante no es propiamente Yiyi, sino su hijo Yusep, que ha participado estos días en las filas del Villarreal en el torneo Cesaraugusta.

La devoción que el padre siente por la ciudad sería un insulto dudarla. "Es bonito que en Zaragoza todavía me paren, me saluden, me pidan un autógrafo, una foto o lo que sea. Yo estoy encantado cada vez que vengo. Aquí pasé los mejores años de mi vida profesional y tengo muchísimos amigos y gente que no olvidaré nunca. Siempre que vengo, recargo las pilas", dice un satisfecho Nayim, que al que hablar de Zaragoza alegra la expresión.

El amor por unos colores

Ese romanticismo por la ciudad de su Recopa, con aquel gol mágico en París, se ha conseguido trasvasar mediante los genes. "Claro que sigo y apoyo al Zaragoza. Si algún día llego a Primera me encantaría jugar allí", asegura Yusep, hijo de Nayim, que nació en Zaragoza y aunque no haya vivido en la capital aragonesa más que un año de su vida, se siente "muy arropado en la ciudad. Siendo hijo de quien soy --asegura-- siempre te observan más porque el gol que marcó mi padre y lo que le dio a esta ciudad fue muy bonito. Algún día espero poder llegar al Zaragoza en Primera", matiza después.

Yusep, semilla de Nayim, está todavía horneándose a fuego lento, futbolística y personalmente. El pasado año dejó atrás el fútbol tal como lo había conocido desde que consiguiera enlazar dos toques con un balón en Ceuta. "Sigue una línea de aprendizaje, es el primer año que está fuera de Ceuta y nosotros estamos muy contentos de cómo trabaja el Villarreal la cantera y muy, muy felices por el niño", dice Nayim.

Precisamente en su primer año lejos del cobijo futbolístico de su ciudad y de su padre, la del Villarreal es una de las mejores academias para empaparse de los conceptos necesarios para ver la luz al final de la etapa formativa. La cantera del Villarreal "es impecable. Tienen una residencia muy controlada y la metodología de trabajo que siguen ha hecho que el niño haya mejorado bastante. Su progresión ha sido muy buena", explica. A pesar de que su estancia en Villarreal es directamente proporcional a las posibilidades de Yusep de pisar fuerte en el fútbol, a Nayim le sale la vena más paternalista al hablar de ello. "Es duro tenerle lejos y se le echa de menos, pero lo es algo menos sabiendo que es una gran oportunidad para que progrese, y encima tenga la suerte suficiente para estudiar y jugar al mismo tiempo", explica Nayim.

En lo estrictamente futbolístico, ambos, y sin ponerse de acuerdo previamente, coinciden en ver ciertas reminiscencias de una generación a otra, aunque Yusep juegue más tirado a la banda. "Quizás su golpeo de empeine sea lo que más se parece a mi forma de jugar", dice Nayim. "Lo que más me parezco a él es en el golpeo y el desplazamiento de balón, porque cuando era pequeño se preocupó de enseñarme a golpear con los tres dedos de fuera como él", asegura Yusep. A pesar del punto coincidente, admiten ser futbolistas muy distintos. "Yo era más pasador, me gustaba mantener el balón, no perderlo, sin embargo él es más de desborde por banda...", admite Nayim. "Para tener la calidad de mi padre todavía me queda mucho", afirma, por su parte, Yusep.

El golpeo de balón

Pese a que su DNI es sinónimo de buen hacer futbolístico mirado desde el ángulo que se quiera, aún le queda camino por recorrer. "Todavía tiene que entender el juego. A los niños les cuesta más el aspecto táctico y más saliendo de Ceuta, donde el trabajo táctico apenas se toca. Eso está aprendiéndolo ahora", admite Nayim. "En Ceuta jugaba con sus amigos, el nivel no es muy alto, pero dentro de la humildad, estaba en uno de los mejores clubs de la ciudad y donde le daban la educación deportiva personal que yo consideraba apropiada", añade.

La devoción por el blanco y azul perdura en la familia. "Yo le he dicho muchas veces que si tiene alguna vez la oportunidad de vestir la camiseta del Real Zaragoza será un afortunado", relata Nayim de Yusep, que, a ritmo de regate y fútbol, continúa perfilando su destino. Y quién sabe si acabará ligado, como ya lo estuviera el de su padre, al Real Zaragoza y a su historia. Predisposición en padre e hijo, desde luego, no faltaría.