La deficiente situación física del Real Zaragoza ha sido una de las causas determinantes de que el conjunto aragonés haya entrado en el último tramo de la Liga mirando de reojo los puestos bajos de la tabla. No llega entero a la última media hora de los partidos y ha sufrido, además, un desgaste psicológico que ha terminado por pagar. Lo hizo el pasado sábado. Ante el Getafe se encogió desde el mismo momento en el que tomó el mando en el marcador. No solo se recogió cerca de su área, sino que fue cobarde con el balón, retrocediendo en demasiadas ocasiones. Admitió ayer el entrenador que este problema interior es casi tan importante como la frágil condición física. «Se juntan las dos cosas. No creo mucho en los números, pero nos dicen que el equipo corre más que el contrario. Evidentemente, por lo físico no tiene que venirse abajo el equipo. Sí es cierto que igual corremos más, pero corremos mal».

Láinez descifró las claves que afectan anímicamente a sus futbolistas cuando entienden que la victoria está más cerca. «En la primera parte, cuando no se va a favor en el marcador, el equipo roba y va hacia delante. Hay pases de seguridad y la gente busca con más ahínco la portería contraria. En el momento que se adelanta, aparece el miedo a perder esa ventaja. Y ese miedo, si te sucede uno o dos partidos, no te condiciona. Si te sucede más... Si sumáramos solo los resultados de las primeras partes, estaríamos en ascenso directo. Pero el equipo, además, ha perdido 10 o 12 puntos en los últimos minutos. Es un lastre psicológico para el jugador porque las cosas no salen igual de fluidas», manifestó el técnico, que dejó un equipo claro y reciente del problema: «No es normal que te remonte el Getafe y en los 7 minutos finales les crees tres ocasiones de gol».

El entrenador, en cualquier caso, sí que da un gran valor a la capacidad que han tenido sus futbolistas de sobreponerse al peor momento de la temporada. «Veníamos de conseguir 8 puntos en 11 partidos, en una situación muy difícil, y el equipo ha sabido coger una línea, mantenerla y lograr una puntuación que nos deja en una posición en la que podemos tener más paciencia. Si el equipo es capaz de mantener esa línea de trabajo, estoy seguro de que vamos a conseguir la permanencia, que es el objetivo como ya he reiterado desde que llegué. Y si en vez de 45 o 50 minutos podemos elevarnos hasta 70 minutos, evidentemente tendremos más victorias a nuestro favor».

Cuando el problema clasificatorio esté resuelto, se supone que el Zaragoza será otro, incluso podrá pensar en escalar y no temer por el descenso. «Todavía no he llegado a ese momento. De momento, me han dicho que deje al equipo en Segunda A. Si lo logramos pronto, igual el siguiente paso es ese. Hay que sumar, salvarse y lo que se pueda conseguir a partir de ahí, bienvenido sea. Estamos un montón de equipos metidos y la salvación va estar aún un par de partidos en el aire».