Argentina ganó 1-0 a Chile y quedó en tercer lugar en unas eliminatorias sudamericanas que Brasil lidera cómodo de la mano de Neymar. Mientras la 'canarinha' apabulló a Uruguay en Montevideo (4-1), al otro lado del Río de la Plata, la selección argentina dio pena. El gol de Leonel Messi de penal pareció abrir la posibilidad de una victoria holgada. Pero otra vez el mejor jugador del mundo estuvo solo en el estadio de River Plate. Figura en la primera mitad y turista en la segunda. Apenas le llegó el balón y cuando lo tuvo, se vio obligado a hacer lo de casi siempre: luchar contra todos los rivales.

“Chile le perdona la vida a Argentina”, dijo en Santiago el diario 'La Tercera', y muy pocos se atreverían a contradecir ese juicio. El equipo que conduce Edgardo Bauza ofreció en los últimos minutos una imagen lastimosa que se resume en el momento en el que el portero Sergio Romero le pide a los alcanza pelotas que se demoren en hacer retornar el cuero al campo.

La alegría de ganar de alguna manera opacó el malestar de los hinchas. El seleccionado volvió a colocarse entre los cuatro que irán a Rusia el próximo año. Pero en una eliminatoria tan cambiante todo puede suceder el próximo martes cuando Argentina visite a Bolivia en La Paz, a más de 3000 metros de altura.

“Jugamos 10 puntos. Era clave ganar este partido”, dijo Bauza sobre el triunfo agónico. Lo cierto es que el seleccionado es una sumatoria de nombres propios que no terminan nunca de armar un juego mínimamente colectivo. Gonzalo Higuaín anota un gol por partido en Italia. Viste la casaca celeste y blanca y su pólvora se moja. Lo mismo podría decirse del Kun Agüero. Messi, pobre, termina viendo cómo la pelota vuela y difícilmente circula por el césped. Los jugadores que más tocaron el balón en Argentina fueron Javier Mascherano -quien se vistió de Iniesta pero el traje le quedó muy grande- y el defensor Nicolás Otamendi.

INSULTOS DE LEO AL ASISTENTE

Al terminar el partido, se vio un Leo insólito. Molesto por una falta no cobrada fue a buscar al asistente del árbitro, Marcelo Vangasse. Los insultos fueron tomados por las cámaras de televisión. Argentina espera que el episodio no se convierta en sanción. En la previa un periodista le había preguntado a Bauza cómo jugaría Leo. “¿Cuál es el Messi que vamos a ver: el que juega 14 puntos en Barcelona o el que con usted juega cinco?”. El entrenador se enojó, pero los hechos se empecinaron en demostrar lo complicado que se le hace a 'la Pulga' encontrar socios.

Así y todo, en la primera media hora tuvo algunas pinceladas de su genialidad y se desquitó ante Claudio Bravo del penal atajado durante la última Copa América. El que ejecutó en la noche del jueves fue más que dudoso. El árbitro brasileño Sandro Ricci vio a Di María tirarse en el área y no dudó. Minutos antes había anulado un gol al chileno Fuenzalida que hasta fue objetado por la televisión argentina.

Juan Antonio Pizzi, seleccionador chileno, salió en la segunda mitad decidido a que su equipo, debilitado por la ausencia de Arturo Vidal, recuperara la iniciativa. Estuvo muy cerca de empatar por intermedio de Alexis Sánchez y Castillo. “La derrota provoca fastidio. Hicimos mérito para llevarnos al menos un punto”, dijo el entrenador argentino. Sobre el penal señaló: “claramente tuvo incidencia en el resultado”. Pizzi evitó la queja. Sabe que a veces “los fallos arbitrales favorecen y otras perjudican”.