Tocó fondo el Real Zaragoza en la derrota ante Osasuna y quedó más expuesto que nunca a la destitución Popovic, que necesitaba que el equipo se levantara en dos partidos, los que le dio el club para que se hiciera visible una reacción, que ha llegado en forma de puntos (4 de 6) y de sensaciones. El serbio todavía tiene que hacer visible una mejoría mucho mayor en el Zaragoza, sobre todo para reconquistar el crédito de la afición, algo que solo logrará viviendo más cerca de las victorias que en los últimos tiempos (8 triunfos, contando los dos del playoff, en los últimos 29 partidos).

Pero en todo caso el Zaragoza ha recuperado el semblante. Lo hizo desde un cambio de sistema tras la agitada semana después de la derrota con Osasuna, donde Martín González y su ayuda táctica coparon todo el protagonismo. Sea por la causa o por la sugerencia que fuera, o si la hubo o no, pero Popovic dio un giro en Lugo con la entrada de Erik Morán como ancla en la medular y de Diamanka para situarse junto a Dorca y disponer un 4-1-4-1 que ha traído un equipo más compacto, más ordenado, sobre todo en la medular, donde más sufría. Le sigue costando un mundo hacer un gol, pero se muestra más consistente y más serio.

En Lugo solo sufrió con el ataque local de un equipo invicto en su feudo en los últimos minutos. Eso sí, le faltó afilarse arriba al cuadro zaragocista, con solo tres tiros a puerta, dos claros, con las oportunidades de Ángel y Diamanka. Hacía falta dar un paso adelante en la zona ofensiva y Popovic recurrió a Ortuño como novedad frente al Alavés. El punta de Yecla, en su estreno en el once de inicio, fue el autor del gol en un partido donde el Zaragoza llegó más, con seis remates a puerta y nueve en total.

Concentró el Zaragoza su producción ofensiva en la primera parte, donde además maniató al Alavés, que llegaba a La Romareda con buenas cifras ante el gol como visitante y en los 45 minutos iniciales ni se acercó a Bono, para bajar después del descanso a todos los niveles, tanto en ataque como en seguridad. Sin embargo, el choque ante el cuadro vitoriano sí constató una progresión, una continuidad en el crecimiento. En él regresó el gol, tras tres partidos sin marcar, y la victoria, razones suficientes que refuerzan el despertar. Queda mucho, claro, pero el comienzo ya se ha dado.