Al terminar el encuentro del Mini Estadi contra el Barcelona B, decía el Cucho Hernández, un chico colombiano recién llegado a El Alcoraz, que el Huesca "es un equipo modesto con un gran corazón". Habló como si llevara de toda la vida en el club, muy consciente de donde está pero dispuesto a hacer de la humildad el mayor de los tesoros. Se le encendían los ojos al delantero, humedecidos por el fuego y la ilusión, por la alegría del muchacho que marcó los dos tantos de la victoria oscense para aferrarse, con nueve dianas en total, a la segunda plaza de los máximos artilleros de la categoría por detrás de Jaime Mata. El equipo de Rubi se acostó líder a la espera de lo que hicieran el Granada y en menor medida el Lugo, sus únicas amenazas. Ambos perdieron en sus encuentros frente al Sevilla Atlético y el Numancia, por lo que los altoaragonses se meterán hoy entre las sábanas abrazando un sueño muy real: por primera vez en su historia se aúpan a la primera plaza.

Un líder con todas las de la ley. No hay nada casual en este éxito puntual de un conjunto peculiar, con uno de los topes salariales más bajos de Segunda y que, sin embargo, cada curso se reinventa y regenera, con un espectacular trabajo de scouting de sus secretarias técnicas y de una directiva que respira fútbol por todos sus poros. No era sencillo que superara el rendimiento ofrecido la anterior campaña, en la que llegó a disputar --no en su mejor momento-- los playoffs de ascenso frente a un Getafe con más tablas que acabó subiendo a Primera. En lugar de anclarse en la añoranza, la frustración o la traidora caricia de la gloria pasajera, la entidad se puso manos a la obra para construir otro bloque competitivo, entregando las riendas al meticuloso Joan Francesc Ferrer Sicilia ‘Rubi’ en lugar del terrenal Juan Antonio Anquela.

Con 14 jornadas cumplidas, el resultado es fantástico. Y no es flor de un día. Siete partidos sin encajar un tanto con la segunda portería más segura después de Osasuna y nueve encuentros consecutivos sin perder (seis victorias y tres empates) han lanzado a los azulgrana a la cima de la clasificación. Hay más cosas, claro. Muchas más. Por ejemplo el enorme salto cualitativo en ataque y en la portería y la movimientos orquestales de un un equipo que actúa de memoria bajo el control de un entrenador científico que en absoluto coarta, sino que anima, la improvisación innata de sus actores. Se han conservado y aumentado la agresividad y la ambición y se han sumado recursos individuales y colectivos.

La marcha de Samu Sáiz al Leeds y la amenaza veraniega de que Vadillo terminará también lejos de El Alcoraz hicieron temer por una caída en la bolsa de valores. La salida de Sergio Herrera a Osasuna puso a prueba la capacidad negociadora y de relaciones externas para cubrir esa posición clave con otro guardameta de garantías. Su guía esprititual emigró a la Premier League, pero el extremo terminó quedándose. Había que suplir a un futbolista de referencia casi absoluta, genial acaparador de gran parte del protagonismo. No era sencillo, pero se ha conseguido mejorar las prestaciones globales del equipo, que en lugar de centralizar casi todas sus maniobras ofensivas en un par de futbolistas ha repartido jerarquías en todas las posiciones.

Las adquisiciones de Gallar, el Cucho Hernández, Chimy Ávila, Pulido y Remiro han resultado fundamentales para que el Huesca respire en la cumbre. Bajo la batuta de Gonzalo Melero como gestor de las operaciones con absoluta libertad y de Juan Aguilera en segundo plano que se confunde con el primero por su amplitud para crear, pausar y destruir, han elevado su rendimiento Akapo, Jair, Brezancic, Ferreiro y Vadillo, este último después de varios toques de atención a su compromiso táctico que el jugador ha captado muy rápido. Sastre se ha ganado un lugar en esa médula espinal, renacido por el sistema tras su gris rendimiento del año pasado. No es una plantilla larga, por lo menos hasta el momento, porque Rubi tiene un once en el que tan sólo irrumpen con asiduidad Ferreiro, Luso, Ávila, Rescaldani y un Alexander González que continúa entre la cal y la arena. Su talón de Aquiles podría estar en ese reducido fondo de armario, acentuado en un eje de la defensa donde Pulido y Jair apenas cuentan con relevos de su nivel y unos laterales intocables. De la salud de los cinco de atrás va a depender en gran parte que el Huesca prolongue hasta el final su tremendo arranque de campeonato.

El Cucho Hernández es la estrella por su espectacular irrupción, descaro y capacidad para definir. Pero el nuevo líder concentra sus secretos y su auténtica fuerza en un álbum muy completo de fútbol y futbolistas, de la interpretación adecuada de cada partido. Un modesto con un gran corazón que disfruta con naturalidad de su envidiable fortaleza competitiva.