Llegó el Real Zaragoza a Lugo hace tres semanas con una crisis deportiva e institucional galopante, con un equipo que había tocado fondo en las cinco primeras jornadas, tras dos derrotas consecutivas ante Córdoba y Osasuna llenas de impotencia en casa, rozando la zona de descenso, con la afición pidiendo la salida de Ranko Popovic y con la entidad meditando más que seriamente esa posibilidad, dando dos partidos al técnico para que el Zaragoza reaccionara. Y reaccionó. En el Anxo Carro el serbio cambió el dibujo con la entrada de Diamanka, hasta entonces inédito, y Erik Morán para formar un trivote en la medular en un 4-1-4-1 que le ha sentado de maravilla al equipo, que desde entonces, desde el cambio, es el líder, el mejor de Segunda, con 7 puntos de los últimos 9.

Ese retoque en el sistema llegó tras una semana donde se habló, y mucho, de la ayuda táctica del director deportivo al entrenador, luego negada por Ángel Martín González en unas declaraciones que causaron un terremoto en el club. Llegara como llegara, por consejo o por iniciativa propia, esa modificación para fortalecer la medular, el caso es que Popovic lo planteó en Lugo y el Zaragoza ya dio sensación de más consistencia y orden. Con poca llegada, pero con más equilibrio y solidez para sumar un punto en las tablas sin goles.

Ante el Alavés, Popovic movió otra ficha relevando a Ángel para dar entrada a Ortuño en ataque. Ahí, ante el conjunto vitoriano, las sensaciones ya fueron buenas en la primera parte y más discretas tras el descanso, pero el Zaragoza en todo caso dio otro paso en su levantamiento progresivo retomando el camino de la victoria (1-0), consolidada con el triunfo en Albacete (1-3) el domingo, el primero a domicilio, una victoria sostenida en media hora inicial espectacular del equipo, sobre todo de Ortuño, y con un partido global notable de los de Popovic.

SOLO UN GOL EN CONTRA

Desde el cambio de dibujo, desde aquella semana tan tortuosa que precedió al duelo en Lugo, el Zaragoza ha firmado siete puntos de nueve, con cuatro tantos a favor y solo uno en contra, el que marcó Rubén Cruz en el tiempo de descuento en Albacete, que impidió que el equipo aragonés firmara su tercer duelo seguido sin encajar y que le dejó fuera de los puestos de playoff por la diferencia de goles con el Oviedo. Ahora es séptimo con 12 puntos. Antes del Antxo Carro rozaba las plazas de descenso, ya que ocupaba la 19ª posición.

El panorama ha cambiado y el actual ritmo zaragocista solo lo aguantan el Córdoba y el Huesca, que suman los mismos siete puntos, pero que tienen peor diferencia de goles en estas tres últimas citas. Eso sí, tanto cordobeses como oscenses solo han encajado una diana en estas jornadas, igual que el Zaragoza, el Numancia y el Alavés. El Elche, el Lugo y el Bilbao Athletic, con un punto de 9, son los equipos que llevan una peor dinámica ahora.

Ese tanto de Rubén Cruz en el descuento no oculta, en todo caso, los buenos números defensivos del Zaragoza, al que solo le han marcado siete tantos en ocho partidos, uno en los últimos tres. Solo el líder Osasuna, el Alcorcón y la Ponferradina, que han recibido seis desde que arrancó el campeonato, llevan menos tantos en contra que el conjunto zaragocista, que si mantiene esa línea seguirá comprando números para un necesario ascenso directo solventado en la sobriedad atrás y en el bloque, como la temporada pasada lo firmó el Sporting (27 goles en contra) y hace dos el Eibar (28) y el Deportivo (36).