Sesenta y tres años contemplan la historia del rugby en Aragón. Desde que en 1952 se constituyera la Federación Aragonesa, este deporte ha visto pasar por los campos embarrados a miles de estudiantes, principal sustento de los equipos campaña tras campaña. Porque el rugby en la comunidad no se entiende sin hablar del amateurismo, principal característica de la disciplina en la región. Ahora, solo el trabajo de siete clubs y de una federación con ganas de fomentar el rugby mantienen viva la llama de una modalidad con más de medio siglo a sus espaldas y que se resigna a morir.

Fénix Club de Rugby, Ejea Rugby Club, Rugby Seminario Tarazona, Teruel Mudéjar, Jaca Rugby Club, Quebrantahuesos Somontano y Club Rugby Universitario son los siete equipos que semana tras semana llevan a los campos aragoneses la emoción de un deporte minoritario pero con cierto seguimiento en algunas zonas de Aragón. Estos siete conjuntos, junto a otros dos procedentes de Soria y Navarra, participan en la única categoría existente en la comunidad.

El club más importante y con mayor estructura deportiva es el Fénix, que incluso cuenta con un equipo compitiendo en categoría nacional-- en División de Honor B-- tras conseguir el ascenso la pasada temporada por primera vez en su historia. El conjunto zaragozano atrae cada partido a 500 personas ávidas de ver rugby de nivel, lo que le permite crecer poco a poco. Carlos Ezquerro, presidente del Fénix, tiene claro que la ayuda de la gente "es vital para que podamos sobrevivir cada temporada y no podemos quejarnos porque en el campo se genera un ambiente de fiesta importante". Además, para el dirigente del Fénix "aunque este deporte está patas arriba, poder jugar en una división superior a nivel nacional ayuda a trabajar y a encontrar mayor cantidad de ingresos que si se participara solo en Regional", asegura.

Uno de los objetivos prioritarios para el Fénix a medio plazo es asentar al primer equipo en la categoría nacional para poder formar con mejores garantías a los jugadores de la cantera. "A pesar de ser un equipo amateur estamos intentando funcionar de manera profesional para mejorar las cosas. Nuestro objetivo es asentar al equipo y que el paso por categoría nacional no sea pasajero. Eso nos permitirá crecer en el futuro", argumenta Carlos Ezquerro.

LA VERDADERA REALIDAD La realidad del resto de clubs en Aragón es muy diferente a lo que vive el Fénix con su participación en la división nacional. Apenas cuentan con aportes económicos para hacer frente a las cuotas de la competición, las fichas y el transporte, y el apoyo institucional es residual. A esto hay que sumarle la dificultad con la que se encuentran los clubs para atraer a los jugadores. Todo ello repercute en el nivel competitivo y tiene al rugby aragonés en un punto de estancamiento evidente, como asegura Cristian Schinder, presidente del Quebrantahuesos del Somontano, una entidad nacida hace apenas tres años: "El rugby en Aragón tiene su historia, es un deporte con trayectoria, pero nunca se ha tenido un apoyo institucional fuerte y así los equipos no pueden crecer. Todo lo que existe ahora es solo por méritos propios de los clubs". En este sentido, Sergio Jericó, actual presidente del Jaca, añade que otro de los principales problemas con los que se cuenta es la dispersión geográfica y la competencia de otros deportes. "El nivel de la Liga es bajo por la dispersión de los jugadores a la hora de entrenar. Además, en esta ciudad la competencia que ejercen otros deportes como el hockey hielo, la montaña o los deportes de invierno es brutal", señala.

En cuanto a los apoyos con los que cuenta el rugby en la comunidad, todos los dirigentes de los clubs aragoneses se quejan de la falta de ayudas, no solo a nivel económico sino también institucional. Para Antonio Alegre, presidente del Teruel Mudéjar, "las ayudas que recibimos del ayuntamiento son mínimas comparadas con las que se les da a otros deportes". Su homónimo en el Club Rugby Seminario Tarazona, Carmelo Alonso, tiene claro que una parte importante de la culpa de la situación del rugby es económica pero también responsabiliza en gran parte a la afición. "Yo creo que el principal problema de la dañina situación de este deporte es la falta de dinero, pero gran parte de culpa es también de la afición, que no responde como debería hacerlo", sentencia. Y es que apenas 40 personas se acercan cada fin de semana a animar a un club que este año cumple su medio siglo de vida y que cuenta en su estructura deportiva con una plantilla en Regional, un conjunto femenino y un equipo cadete, además de la escuela de formación.

Aunque la mala situación económica de los clubs provoca que muchos jugadores tengan que pagarse su propia ficha, la máxima preocupación de los entrenadores y de los encargados de la formación es la de fomentar el rugby entre los más jóvenes. El presidente del Jaca cree que para crecer "es vital contar con un proyecto de cantera consolidado, de afición y formación de jóvenes porque en el futuro son ellos los que deberán seguir con nuestro trabajo".

CON VISTAS AL FUTURO Para que el rugby aragonés pueda ir progresando es vital que los equipos cuenten con proyectos de cantera. Esto lo han entendido perfectamente la mayoría de clubs aragoneses, que tienen puesta la esperanza en los equipos de formación. En el Fénix, además de los dos equipos senior también hay un conjunto femenino, uno cadete y una escuela de pequeños. El Ejea cuenta también con jugadores de categoría sub 18 y un espacio para formar a jugadores que se están iniciando. Teruel, Quebrantahuesos, Universitario y Seminario Tarazona no van a la zaga y sus equipos senior están complementados con conjuntos de cantera. Solo el Jaca tiene huérfana su formación de las primeras categorías, aunque está trabajando para solventar el problema. En total la Federación Aragonesa de Rugby aglutina más de 600 fichas de jugadores con ganas de hacer crecer un deporte minoritario por con tanta historia en Aragón.