—En el Nástic se forma y en el Atlético de Madrid triunfa. ¿Qué lugar ocupa el Zaragoza en su carrera?

—Además, estuve dos años en Valladolid y guardo también un grato recuerdo. En Zaragoza fueron mis comienzos, me sentí de maravilla. Mis cuatro años allí fueron formidables. No solo en el club, también en el trato con la calle, me sentía como en mi segunda casa. Sigo siendo del Zaragoza, aunque haya gente que todavía recuerde el cómo me fui, pero llevo muy dentro este club, todo lo que me dio y eso no me lo va a quitar nadie.

—Fue el club que lo puso en primera línea, ¿no?

—Claro, el que me dio la oportunidad, eso no se olvida nunca, es un valor inmenso. Y tampoco a la gente a la que estoy muy agradecido. Sobre todo a Avelino Chaves, a Manolo Villanova, a Sigi... Fueron muy importantes en mi carrera y cuando los veo siento una alegría y un agradecimiento inmenso hacia ellos.

—¿A quién recuerda con más cariño?

—A todos ellos y a más gente. Por ejemplo a Ildo Maneiro. Solo estuve con él un mes, fue fantástico y me dio todo el apoyo, porque vio que el Atlético era una gran oportunidad para mí aunque para él era un tremendo fastidio porque iba a ser importante en su esquema, por mi manera de jugar. Ildo me demostró que no hace falta estar mucho tiempo para ganarse el cariño y el aprecio de una persona.

—Se va, el Zaragoza regatea el descenso la temporada siguiente y luego llega una época espléndida, con la Recopa como colofón. ¿Sintió envidia sana desde la distancia?

—También me fue bien a mí en el Atlético, pero se hizo un gran Zaragoza y yo me alegro siempre de que le pase el bien a la gente de al lado. Si acaso tuve envidia sana por lo que lograron y por cómo jugaba aquel equipo, con gente que conocía bien como Cedrún, Pardeza, Higuera, Belsué…

—Ahora la realidad es muy diferente, en Segunda, estando lejos de ascender y con una época llena de problemas en la historia reciente. ¿Cómo lo ve desde la distancia?

—Sí, ahora es mucho más triste, lleva unos años con las cosas muy complicadas, cada campaña la planificación es para lograr el ascenso y al final se tuercen las cosas. No hay más que ver lo que ha pasado esta temporada, lo dura y difícil que ha sido. A mí el Zaragoza actual me da tristeza, pero sobre todo rabia. Es una ciudad señorial, con una gente magnífica, con un club que se merece estar en Primera. Fastidia verlo ahí.

—Salir del pozo de Segunda con una deuda tan elevada como la del Zaragoza es complicado. ¿Cuál es su receta?

—La crisis afecta a mucha gente y a muchos clubs. Cuando el tema económico está complicado hay que confiar en los de la casa, pero no hay que esperar ni a que llegue esa crisis para ver que hay muchos valores en los chicos de la cantera. Pero siempre cuesta confiar. Yo viví un Zaragoza con muchos canteranos, nos dieron la oportunidad a varios en una temporada complicada y en el filial estábamos un grupo bueno, donde muchos demostramos que podíamos tener un hueco. ¿Por qué cuando las cosas van bien no se confía más en la gente de casa sin esperar a que las cosas vayan mal? En Zaragoza, en Aragón, siempre han salido buenos jugadores, lo triste es que se tengan que ir fuera de casa a jugar.

—Fue 15 veces internacional absoluto, ganó una Liga, tres Copas, 450 partidos de profesional entre Primera y Segunda… ¿Acabó satisfecho de su carrera?

—Sí, para mí es para sentirse satisfecho. Le di mucho valor en su día y le sigo dando, aunque sobre todo tengo la conciencia tranquila de haberlo dado todo. Tengo esa satisfacción, que para mí es tan importante o más que los títulos que haya podido ganar.

—Ahora es tercer entrenador del Atlético de Madrid con Diego Simeone, con el que ya fueron compañeros como jugadores. ¿Cómo es trabajar con él?

—Algo excelente, claro que sí. Lo tuve de compañero, sé cómo piensa, cómo trabaja, la intensidad y el carácter que tiene. Conozco su forma de ser, es exigente y un trabajador intenso. De Simeone lo que más destaco es su implicación en el día a día, la ilusión que traslada a su entorno, el cómo vive y cómo transmite las cosas. Su discurso, su forma de ser y de actuar calan mucho en los jugadores.

—Al Atlético le ha faltado lograr el título de la Champions, pero está viviendo una época fabulosa, compitiendo al mismo nivel que Real Madrid y Barcelona.

—En eso tiene mucha culpa Simeone y por supuesto también es posible con una plantilla que como grupo humano es excepcional, no solo a nivel futbolístico. Nos ha faltado ese pasito final, pero la época actual del Atlético es espléndida, para mí la mejor de toda su historia.