Tronó por la mañana y llovió durante buena parte de los entrenamientos, lo que convirtió el épico regreso de Valentino Rossi a la pista en una especie de relato romántico de superhéroes. Se sabe que a estos chicos, los moteros de primera clase, los han tejido con una piel especial, bien capaces siempre de recuperarse imprudentemente para perderse una carrera menos. Se han visto burradas de Jorge Lorenzo, de Marc Márquez... Casi de cualquiera. Quizá la del italiano, no obstante, sea la más brutal. Solo 22 días después de romperse la tibia y el peroné se subió a la moto ante el asombro de todo el mundo en Aragón en una jornada húmeda que sirvió para sacar pocas conclusiones.

No se pueden dar explicaciones racionales de los riesgos que asuma el Doctor a estas alturas del campeonato, cuando nadie lo considera ya uno de los favoritos a conquistar el título en MotoGP. Quedan solo cinco grandes premios y Márquez y Dovizioso le aventajan en 42 puntos. Por si fuera poco, aún tiene en medio a Maverick Viñales, su compañero en Yamaha. Quizá pueda echarle una mano, quizá, si está en la pista. Sabe Rossi, en cualquier caso, que si se va a cero de Alcañiz, no habrá manera de recuperar el espacio teniendo a dos o tres pilotos sesenta y pico puntos por delante.

Así que Rossi sigue siendo noticia, como casi siempre. En Aragón se le han visto enamoramientos con la gente como refriegas con algunos compañeros. Se le pudo ver un año tocando un bombo del Bajo Aragón en el paddock y otro ponerle un muro en el garaje a Jorge Lorenzo. Esa forma de ser atrae a mucha gente por todo el mundo, incluso en Aragón, donde son bien seguidos los pilotos catalanes, por ejemplo, por no hablar de Álex Rins, oriundo de Valdealgorfa, a diez minutos de Alcañiz. Su palmarés le ayuda - sigue siendo el mejor de los pilotos en activo-, además, en los puestos de mercadotecnia, donde sigue siendo el rey.

Había poca gente ayer en el circuito de Motorland, muy poca, para ver los entrenamientos libres del Gran Premio de Aragón, que cumple ya su octava edición. La escasez de público en las gradas no asustó en Motorland. Se sabe por experiencia que los grandes premios explotan los domingos, que se va pasando esa fiebre inicial de ver a los pilotos desde el primer día, de no perderse ni una vuelta de los libres, de buscarlos por las calles del paddock para rascar alguna foto. Son muchos años y la gente de la zona empieza a tener experiencia en motos. Sabe por dónde van los tiros del Mundial. La semana avanza como una pretemporada hasta del jueves y el viernes parece el calentamiento. Si hay lluvia, se podría hacer incluso en el vestuario. Afuera no hay nadie. Crece el volumen y el ruido conforme pasan las horas, pero no es hasta la noche cuando bullen las calles de Alcañiz, que otra vez se ha llenado de barras, escenarios de baile y actividades paralelas. Es el fin de semana grande del año. Para muchos, incluso, tiene mayor relevancia que las fiestas patronales, que terminaron hace diez días.

Hoy saldrá el sol y habrá más gente poblando las gradas, incluso se podrá ver a más de uno pasando por las taquillas. Son los más fieles, esos que tiene la entrada del octavo Gran Premio de Aragón desde hace meses en el bolsillo pero que quieren asegurarse ya la del noveno. A un año vista, ya tiene fechas la próxima visita del Mundial a Alcañiz. Será del 21 al 23 de septiembre. Así que Motorland ha echado un cebo a los más leales, ofreciendo un 30 por ciento de descuento a quienes adquieran este fin de semana en el circuito las entradas del 2018.

De momento, las cuentas salen. A la espera del tirón final, se calcula que al menos cien mil espectadores pasarán por las gradas del trazado alcañizano el fin de semana. Es complicado llegar al récord del año pasado, donde la afluencia conjunta de los tres días llegó a 117.326 aficionados, pero las cifras no irán muy lejos, Todos los años menos el del pinchazo del 2012, marcado por la lluvia, se han superado los 60.000 personas en el domingo de carreras. No será menos esta vez, una vez que la borrasca pasó por encima de la pista ayer. Para hoy y mañana se espera sol. Será otra cosa bien diferente. Habrá que ver si Rossi es capaz de dare un paso más en su osadía y acercarse a los primeros. Porque ayer corrió, sí, pero se quedó a segundo y medio de los mejores. Esos registros, bien se sabe, de poco le servirán en la carrera de mañana.