Los Juegos Olímpicos de Barcelona todavía estaban en la mente del mundo, el Barça de Johan Cruyff había conquistado por primera vez la Copa de Europa y Miguel Induráin dominaba las carreteras del Tour, pero un año después, en 1993, la sorpresa llegó de Roland Garros cuando Sergi Bruguera levantó la Copa de Los Mosqueteros después de ganar en la final al bicampeón del torneo Jim Courier, tras deshacerse en cuartos del número 1 del mundo, Pete Sampras. De aquella gesta protagonizada por ese chico espigado, tímido, que cogía el testigo del éxito de Andrés Gimeno, hasta entonces el último campeón español en París en 1972, se abriría una época dorada con una lista de ganadores que continuaron Carlos Moyá , Albert Costa y Juan Carlos Ferrero, que ahora ha desbordado Rafael Nadal, con 10 títulos en París y en busca del undécimo desde mañana.

-Hace ya 25 años de aquello. ¿No le parece que fue ayer?

-Hace mucho tiempo. Pero lo tengo muy fresco en mi recuerdo. Fue el éxito más importante de mi carrera.

-¿Cúal es la primera imagen que le viene en este momento a la cabeza de aquella final?

-Es difícil. Fue un partido muy largo. Pasaron tantas cosas... Me acuerdo del último punto. De esa volea que se le escapó a Courier. Le había forzado con un passing y la tiró fuera. Solo entonces sentí que había ganado. Fue un momento único.

-¿Cúal fue el momento clave?

-En el quinto set Courier iba 2-1 y tuvo una bola para el 40-0, la salvé, le rompí el saque y a partir de ahí le di la vuelta y gané cinco juegos seguidos para ponerme 5-2. Mi padre me pidió que tirara más fuerte, que fuera más agresivo y fue bien.

-¿Sentía que era su año?

-Sentía que estaba en el mejor momento de mi carrera. Estaba jugando mejor que nunca y físicamente estaba muy bien. Notaba que todo estaba en su sitio.

-¿De usted decían que le faltaba físico y mentalidad?

-Nadie podía saber como me sentía o como era yo. Nunca he hecho caso a lo que se diga.

-Transportándonos en el túnel del tiempo. ¿El actual capitán de Copa Davis, que ahora es usted, que diría de ese Bruguera que ganó el título?

-Vería a un jugador muy competitivo. Ganador. Que jugaba bien los puntos importantes. Que tenía un juego hecho en tierra, con golpes y efectos liftados que en esa época no se veían y hacían mucho daño a los rivales.

-Con usted empezó un espectacular dominio español en Roland Garros, que aún sigue 25 años después. ¿A qué se debe?

-A saber jugar sobre tierra, al carácter competitivo y ganador de los jugadores y a varias generaciones de tenistas muy buenos con un juego muy sólido, mucha fuerza, buena preparación física, mucha resistencia y que se mueven muy bien en esta superficie.

-¿A quién le debe esas virtudes?

-A Lluis, mi padre. Él fue el artífice de todo. Siempre ha estado a mi lado. Diseñó mi carrera, lo que tenía que hacer, como prepararme, mentalizarme. Siempre he tenido fe ciega en mi padre. Muchas veces en un partido, cuando creía que no podía, jugaba con la fe de mi padre y me dejaba llevar. Trabajas para que salgan las cosas, pero todo necesita un tiempo y un proceso. Las cosas no salen de la nada.

-¿Junto a su padre, le debe a alguién más parte de su éxito ?

-A Nando (Fernando Luna) y Salva (Salvador Sosa). Uno, Nando, me hacía de esparring. Entrenaba con él siempre. Nunca decía no. Hacíamos cientos de ejercicios específicos y, como jugador experimentado, también aportaba su granito de arena de cómo veía las cosas. El otro, Salva, me ayudó muchísimo a mejorar mi velocidad, resistencia, fuerza. Es un grandísimo preparador físico que fue vital en mi preparación.

-Usted ganó dos Roland Garros y fue finalista en otro, por lo que sabe el esfuerzo que eso supone. ¿Qué le dice ver que hay un jugador que ya lleva 10 títulos y va a por el undécimo?

-Lo que piensa cualquiera del mundo del tenis o del deporte. Lo que hace Nadal es de ciencia ficción. Nunca habría pensado que alguien ni se acercara a lo que ha conseguido él y aún le queda por hacer. Es un extraterreste, prácticamente imbatible en tierra. No se le puede ganar. Está él y, después, los demás.

-¿Qué destacaría de Nadal?

-Todo. Es imposible destacar una cosa. Posiblemente su mentalidad es lo que más. Me impresionan sus ganas de mejorar y seguir aprendiendo, aún siendo número 1.

-¿Habrá que apuntarlo ya como campeón otra vez en Roland Garros?

-Lo veo favorito claro. Está más preparado que nunca y con mucha confianza en su juego.

-¿Qué rivales puede tener?

-Hay muy buenos jugadores. Veo a Thiem, Zverev o Djokovic, que parece que está jugando mejor y no hay que descartarle nunca. Pero lo cierto es que en Roland Garros a Rafa solo hay un par de jugadores que le han podido ganar en todos estos años (Soderling, 2009 y Djokovic, 2015).

-Han pasado 25 años de su victoria. ¿Cúales son los mayores cambios que ve en el tenis de su época a la actual?

-Se han igualado las superficies y el sistema de juego. Ahora ves el mismo partido en tierra que en cemento o en hierba. Antes la diferencia era abismal. Tú podía ganarle a alguien por 6-2, 6-2 en tierra y él te devolvía el resultado en hierba o cemento.

-¿A qué lo atribuye?

-A la superficie y a las bolas. Ahora son muy pesadas. Necesitas mucha fuerza para moverlas. Antes había más diferencia. En un torneo jugabas con bolas pesadas, en otro con otras más ligeras, más duras o que botaban menos. Había más marcas. Ahora se ha unificado todo. Antes había especialistas y tipos de juego muy distintos. Ahora todos juegan con un patrón bastante similar. ¿Ha visto a alguien que haga saque-red? ¿O resto-red? ¿Que juegue cortado? Ahora es cuestión de fuerza y de golpes repetitivos, esa es la tendencia.

-¿Cómo sienta ser capitán?

-Bien. Me hacía mucha ilusión. Siento que puedo aportar mi experiencia como jugador y mi conocimiento del circuito, además me he encontrado a un grupo muy implicado y muy bueno.

-¿Muy diferente al ambiente de su época de jugador?

-Eso no era complicado superarlo (risas), pero tampoco lo he pensado. A pesar de todo a mí me gustaba jugar la Davis, me motivaba. Como capitán, estoy en el equipo para hacer mi trabajo de la mejor forma que sepa. Ayudar a los jugadores porque es una competición en la que se viven emociones muy bestias.

-Parece que lo ha logrado. De momento están en semifinales.

-Estoy muy satisfecho. Hemos ganado a Gran Bretaña y Alemania y ahora en septiembre jugaremos la semifinal contra Francia, un rival difícil. Jugaremos en su casa. Son los defensores del título y tienen jugadores competitivos.

-¿Podrá disponer de Nadal?

-Tener a Nadal en el equipo es un lujo increíble. Es un jugador que da un nivel brutal. Es un 10. Tiene una implicación máxima con el equipo para ayudar a todos, como uno más. Ya desde la primera vez que hablé con él me dijo que su ilusión era volver a ganar la Davis, que era uno de sus objetivos y que siempre que le respetarán las lesiones estaría disponible para jugar. Y así ha sido.

-¿Cómo se ve todo desde la silla?

-Es como la noche y el día.

-¿Preferiría jugar?

-Ahora no. Perderíamos seguro (risas). Ahora mi papel es ayudar en lo que pueda, pero los que juegan, ganan y sufren son ellos.

-¿Cómo ve el futuro del tenis español después de esta época?

-Ha sido una época espectacular con grandísimos jugadores y eso sin contar con Rafa porque si lo hacemos... El solito ha ganado más títulos que todos nosotros juntos y en todas las épocas. Tras una etapa como esta va a costar durante un buen tiempo.