El Real Zaragoza, si es que le quedaba, ha consumido su última gota de crédito. También su entrenador, José Aurelio Gay. Regresa a la cola de la clasificación, al último puesto, de la manera más deshonrosa posible, regalando los tres puntos por un error gravísisimo de Jarsosik sobre la bocina y contra un rival aplatanado todo el encuentro que afrontó la recta final con uno menos por expulsión de Fernando Navarro. Con 8 puntos en 11 encuentros, la Segunda División le abre los brazos y le ofrece plaza y barra libre para la próxima temporada.

El Sevilla, mediocre y chato, un equipo impropio de los puestos Champions en los que figura, marcó en sus dos únicas llegadas. Primero lo hizo Luis Fabiano en la primera parte tras una excelente asistencia de Kanouté. Después, cuando daba el reparto por bueno y en inferioridad numérica, seguramente el mejor jugador zaragocista, Jarosik, se quiso adornar siendo el último y Negredo le robó el balón para inicar un viaje a toda velocidad en busca de Doblas y de la victoria. No necesitó más que ese par de chispazos. Entretanto, Bertolo salió del banquillo y fue el único que inquietó al equipo de Manzano. Tuvo el gol , marcó en su segundo testarazo y corrió a increpar a la grada con bastante chulería. Lo que faltaba.

La derrota ha hecho mucho daño. El Real Zaragoza se desangra contra cualquiera en defensa, donde Contini y Lanzaro dieron un recital, sobre todo el primero, de inquietud, inseguridad y malas, muy malas decisiones y peores maneras. Muñiz le perdonó un penalti a Contini, quien es la viva imagen del Real Zaragoza: desquiciado, perdido, sin rumbo... Empezó el equipo aragonés con tres centrales, pasó a cuatro y acabó con tres defensas en su desesperación y limitaciones ofensivas. No sabe qué hacer y se le ve a distancia. Para colmo Jarosik se toma a broma la última pelota del partido. No tenía fútbol. Ahora se ha quedado sin cordura. Parecen locos por descender.