Ranko Popovic no es hombre de pocas palabras. El técnico no se muerde la lengua y sus ruedas de prensa acostumbran a ser jugosas. Siempre lleva preparado algún recado o algún mensaje para situar en el centro del debate. Los destinatarios, de todo tipo: alguno de sus futbolistas, que ha tenido para unos cuantos de ellos, algún sector de la afición, alguno de los colectivos del fútbol, la Prensa... Realmente ha habido para todos. Forma parte de su particular manera de motivar a sus hombres, de protegerse o de intentar encauzar el discurso hacia determinados pazos.

En El Sardinero hizo una defensa encendida de Lolo con censura incluida para aquellos que criticaron al jugador, que fueron multitud, tras aquel nefasto partido de Las Palmas. En realidad, el primero que lo reprobó fue el propio técnico, que no lo volvió a usar hasta que no tuvo más remedio, más de un mes después y acorralado por las bajas. Lolo sigue siendo el mismo que era antes de ir a Canarias y después de Santander. Un jugador útil en momentos determinados. No porque lo haga mal un día o mucho mejor otro. Sin oportunismos.