--¿Ya sabe a donde va a jugar la próxima temporada?

--No. Estoy manejando un par de opciones para jugar en Argentina. Por lo menos quiero estar aquí un año y después ya veremos lo que hago.

--Pero tenía una buena oferta para irse al Dinamo de Kiev.

--Era una propuesta muy concreta, pero tuve un problema familiar y decidí rechazarla. No quiero moverme de Argentina.

--De ese modo tampoco vuelve al Colo Colo chileno y empezará una nueva aventura en su país.

--Era algo que tenía pendiente. En Argentina no pude jugar mucho tiempo con continuidad y ahora quiero tratar de sacarme esa espinita jugando en Primera en mi país.

--¿Tiene la sensación de haber perdido un año en el Zaragoza?

--Mi estancia en España no fue tan buena como esperaba. Me imaginaba otra cosa y sí que tengo la sensación de haber perdido un año, pero el fútbol tiene estas cosas.

--Además usted había dejado buenas sensaciones durante la pretemporada.

--Llegué a la pretemporada con mucha ilusión y jugué muchos partidos de titular. Por eso pensé que todo iba a ser distinto. Lamentable tuve molestias antes del inicio de la Liga y luego se vio que sufría un desgarro. Por eso estuve parado tres partidos y, como el equipo fue bien en la primera vuelta, ya no pude entrar. Los compañeros lo estaban haciendo bien y no me quedaba otra que entrenarme y esperar. En la segunda vuelta, tras estar el equipo 15 partidos sin ganar, esperaba haber contado con alguna oportunidad, pero no se dio.

--¿Le dijo algo Manolo Jiménez antes de irse?

--No, no me dijo nada. Había estado hablando durante la Liga con él, pero al final no me dijo nada. Me fui triste, porque esperaba jugar más en la mejor Liga del Mundo y apenas lo hice.

--Pero su situación fue un poco sorprendente, porque él puso mucho interés en su contratación y luego apenas jugó.

--Mi llegada fue avalada por él, pero el fútbol tiene estas cosas. Entraron con fuerza Víctor y Montañés y yo me fui quedando atrás. Después se me hizo muy complicado retomar la confianza del técnico.

--¿Cómo calificaría su relación con el técnico?

--Fue una relación normal. Hablamos un par de veces y nunca tuve problemas. Se portó bien cuando me tuve que ir a Argentina por un problema familiar, no me puso pegas.

--¿Por qué cree que jugó poco?

--Porque cuando el equipo iba bien yo no tenía cabida y cuando empezaron a complicarse las cosas se siguió contando con los mismos jugadores. Fue una decisión del técnico.

--¿No le pareció un poco extraño que el club mantuviera al entrenador después de estar 15 jornadas sin ganar?

--A mí nunca me había pasado. El grupo era muy bueno y, a pesar de la situación, no hubo ni peleas ni problemas. Lo de mantener al entrenador fue una cosas del club, pero no es algo habitual.

--¿Se siente igual de culpable que el resto de la plantilla por el descenso a pesar de haber jugado muy poco?

--Me siento igual de culpable que todos por el descenso. Esto nos perjudica a todos, porque en tu curriculum siempre va a aparecer ese lunar. El Zaragoza no es un equipo para estar peleando siempre por no descender. Es un club grande y debe estar en Primera División.

--Pero cuando un equipo baja después de estar cuatro temporadas peleando por salvarse es que algo está haciendo mal.

--Así es. Se estaban haciendo mal las cosas desde tiempo atrás. Lo que tienen que hacer los dirigentes es sentarse a hablar y cambiar el rumbo para que las cosas vayan mejor.

--¿El descenso fue merecido?

--En parte sí. Tuvimos muchas oportunidades para salvarnos y no las aprovechamos. La derrota con el Athletic en casa fue decisiva. La plantilla era joven y también nos pudo la presión.

--¿Le hubiera importado quedarse para jugar en Segunda?

--Me hubiese encantado, pero no me propusieron nada. La afición del Zaragoza se merece estar en Primera y ojalá que la próxima temporada pueda volver a esa categoría.