Está Luis Enrique, pero no está. Cada día que pasa, está con pocas ganas de hablar -nunca le gustó el obligado encuentro con los periodistas-, pero ahora, y pese a la delicada situación del Barça en Europa, está «pletórico». Sí, esa fue la palabra escogida por el propio entrenador asturiano. Pudo elegir cualquier otra Luis Enrique. Pero apostó por ese calificativo para definir su estado excelente de forma, por mucho que esté al borde del abismo en la Champions. Aparece el Sporting (19.30 horas), «un equipo peligroso, quizá más atrevido en ataque con Rubi», dijo.

El Barça intenta reencontrarse con lo que fue; un equipo reconocible a través del gobierno del balón. Ha perdido esa singularidad en el camino de una extraña temporada, donde jamás ha trazado una línea regular. Cansado como está de exponerse cada tres días a esa ingrata cita con la prensa, Luis Enrique repitió este martes el mismo discurso que empleó en la previa con el Atlético. Está «pletórico», pero nadie lo diría cuando se sienta en la sala de prensa. Agota quizá el técnico sus últimos meses en el banquillo del Barça. No ha dicho todavía nada sobre si renovará al final de su tercer y último año. Mientras llega ese día, el técnico mira todo con recelo y desconfianza, especialmente cuando se encuentra con los periodistas. Ayer, llegó, tomó asiento en esa silla, respondió secamente a todas las cuestiones y se marchó. Despachó Luis Enrique 20 preguntas en apenas 11 minutos.

De los árbitros, ni una palabra nueva: «No tengo nada que comentar, ya sabéis mi opinión». Del tuit de Piqué, más de lo mismo. Del deseo de Iniesta para que continúe la próxima temporada, nada. De la Messidependencia, una confesión obvia: «Sería ingenuo pensar que no dependemos del mejor jugador del mundo. Ojalá podamos depender de él muchos años».

Luis Enrique sí que dijo estar satisfecho con la alternativa del 3-4-3 («sí, me gustó») y explicó su mirada sobre la evolución en el juego azulgrana. Ahí sí que se explayó. Hasta 88 segundos de discurso continuado. «Pues es muy fácil lo que ha cambiado. ¡Debéis coger a los entrenadores rivales y decirle: ‘Dejad jugar al Barça, coño! ¡Qué no lo estáis dejando jugar!», comentó Luis Enrique. «¡Y al que marca a Busquets cada día al hombre, le cogéis y lo mismo: ‘Oye, deja a Busi que pueda jugar, que se aburre el pobre chaval’», aseguró con vehemencia.

«Esa es la realidad, hay una evolución clara. Quien la quiera ver, que la vea; quien no, me da igual. Es mérito de los rivales y nosotros buscamos soluciones», recalcó el pletórico entrenador. Menos pletórico está su equipo.