Luis Suárez tiene un problema. El que tienen todos los delanteros del mundo cuando no marcan goles. El uruguayo atraviesa su peor racha desde que llegó al Barça. Ante el Sevilla traspasó los 393 minutos que tardó en estrenar la cuenta, precisamente en el inicio de su carrera azulgrana, que arrancó en el clásico del Bernabéu de la temporada 2014-15. Tres años después, ha caído en la sima más profunda.

Los males de Suárez, de momento, solo le atañen a él. Los resultados no se han visto afectados pese al crucial papel que desempeña el nueve titular de un equipo como el Barça. Tampoco de la ausencia de Neymar, cuyo sustituto, Dembélé, está a punto de cumplir dos meses tumbado en una camilla. El equipo anota menos goles, pero gana los mismos partidos que antes sin la firma de su goleador.

Luis Suárez no ha hablado del indiscutible mal momento que atraviesa. Hablan los números y los gestos de enfado que reflejan la impotencia que siente sobre el césped. Y habla Ernesto Valverde por él. Siempre con el mismo mensaje reconfortante. El entrenador le ve bien. «Suárez se relaciona bien con el gol. Sabemos que tiene tres o cuatro ocasiones por partido. Siempre está ahí, fastidiando a los defensas rivales», destacó Valverde, que admite sentirse aliviado por la nula repercusión de la crisis del uruguayo en los resultados. «Es un buen síntoma para el equipo que sigamos ganado sin necesitar los goles de Luis Suárez».