En el suspiro final, en el último penalti de la tanda, el Madrid volvió a dejar al Atlético con la miel en los labios en otra final cruel para el conjunto rojiblanco. Remontó el gol de Ramos al cuarto de hora en fuera de juego con un tanto de Carrasco y se impuso en el tramo final y en la prórroga a un rival que especuló y que perdonó para jugar en el filo de la navaja. Griezmann estrelló un penalti en el larguero en la noche aciaga de su equipo desde los 11 metros porque Juanfran mandó luego su pena máxima al poste y Cristiano no perdonó.

De nuevo la crueldad se cebó con el Atlético, un equipo al que el destino le tiene preparados momentos muy amargos en las finales. A la tercera tampoco pudo ser. No hubo revancha de la cita de Lisboa para un equipo que vuelve a morir en la orilla. No fue suficiente con sobreponerse al tanto de Ramos porque el Atlético volvía a morir en la orilla después de cambiar el pulso del encuentro.

Mientras, el Madrid volvió a acudir fiel a su cita con su competición favorita. Un equipo desnortado, con dos técnicos en un curso da un volantazo y levanta otra Champions. Así ha llegado la Undécima, el primer título de Zidane como entrenador jefe del Madrid, que convierte al técnico francés en el séptimo que lo consigue como jugador y entrenador. Si hace dos años vivió con Ancelotti el milagro de La Décima con el tanto de Ramos en el 93, ayer fue Cristiano el que salió de la cueva tras un gris encuentro para darle el triunfo a su equipo.

Ramos tomó el relevo de Casillas y levantó el trofeo, la orejona, esa que da igual como se gane porque vale cualquier camino para conseguirla. Se la llevó el Madrid ante la terrible decepción de los jugadores del Atlético, que volvieron a hacer méritos para quitarse un lastre que empieza a parecer eterno. Ni en el 1974 ante el Bayern; ni en Lisboa con el tanto de Ramos cuando la afición pisaba Neptuno instantes antes de vivir otra pesadilla en la prórroga. Y ahora por penaltis. El Atlético domina los tiempos de la desgracia.

El encuentro estuvo lleno de alternativas. El Madrid mandó de salida. Pudo marcar en un disparo a bocajarro que sacó Oblak de manera milagrosa. Luego mandó al pozo a su rival con el tanto de Ramos, un gol que dejaba al Atlético con cara de tonto y dibujaba en la afición un maquillaje decepcionante en su rostro. No entendían los seguidores la puesta en acción de su equipo, poco reconocible, embarrado atrás y sin apenas chispa.

El Madrid seguía a lo suyo, con más producción y más claridad que el Atlético, que se vio obligado a cambiar el guión al verse por detrás en el marcador. Tuvo el balón, algo que no va con su ADN, pero desde ahí comenzó a crecer y a creer. Aún así, carecía de mordiente. Baste señalar que su primer disparo entre los tres palos llegó en el minuto 34 con un flojo disparo de Griezmann.

Salió Carrasco por Augusto y el Atlético fue a más. Creció ante un rival metido de lleno en la especulación y que solo esperaba un contragolpe para matar el partido. No solo no llegó, sino que las cosas se ponían muy feas para su equipo. Un derribo de Pepe sobre Torres dentro del área no lo aprovechó Griezmann que estrelló el balón en el larguero, un error que se paga muy caro en una final. Los males para el Madrid continuaron con la lesión de Carvajal en el minuto 51.

PROTAGONISTA MODRIC Pese a ello, Modric se erigió en el timón del Madrid. Benzema pudo cerrar el choque, pero Oblak le sacó el balón. Zidane buscó la reacción. Quitó a Kroos y a Benzema, con lo que se quedaba sin más cambios, ya que Danilo sustituyó a Carvajal. De ahí, el Madrid se iba a marchar al pozo con el tanto de Carrasco, que remató con la derecha un centro de Juanfran (m.79). Llegó la prórroga y el Atlético no aprovechó el bajón de jugadores como Modric o Bale. Luego se consumó su desgracia con el fallo de Juanfran. Cristiano marcó y el Madrid levantó la Champions.