La atracción por la Champions causa un efecto tan profundo en el Madrid que es capaz de transformar todos los conceptos de un equipo que se ha despedido hace tiempo de la Liga y que tampoco tiene horizonte alguno en la Copa. Europa es como una fuerza que impulsa a un equipo muy difícil de reconocer en partidos ‘low cost’, pero que a fuerza de jugar a la carta ofrece su mejor versión en las grandes citas. De la de París ha salido tan reforzado que la plantilla ya se ve en la final de Kiev levantando el tercer título consecutivo.

«Este club ha nacido para ganar la Champions», afirmó Kovacic en las entrañas del Parque de los Príncipes. A su lado, Ramos aseguraba que «jugando así somos casi imbatibles». «París era el escenario perfecto para reivindicarnos», añadía el capitán del equipo blanco. Un síntoma más de la euforia que se ha instalado en el Madrid, que espera el sorteo de cuartos del próximo día 16 a las 13.00 horas en Nyon (Suiza). El equipo blanco no tenía posibilidad de error en la cita parisina, jugaba sin red en la única competición en la que está vivo y salió tan airoso que todo ha dado un giro espectacular.

Elogios a Zizou

Zidane vuelve a estar en lo más alto de la noria en que se ha convertido su día a día. Su arriesgado planteamiento ante el equipo de Emery le salió de cine. «El planteamiento de Zidane ha sido muy bueno. Lo habíamos preparado muy bien. Ellos han dejado espacios en las bandas y lo hemos aprovechado» afirmó Ramos.

El técnico francés se olvidó de Bale e Isco y apostó por Lucas Vázquez y Marco Asensio, que presionaron y crearon juego por bandas para liderar a un equipo que exhibió un nivel defensivo que no se le recuerda en mucho tiempo. La pareja Kovacic-Casemiro funcionó como un reloj y arriba apareció el de siempre. Cristiano marcó su gol número 12 en Champions y está a cinco de su récord que consiguió en la temporada 2013-2014, el año de La Décima. Suma 14 tantos en los últimos nueve partidos de Champions e iguala a Van Nistelrooy tras encadenar nueve partidos marcando en la máxima competición continental.

Zidane se refirió al choque ante el PSG como «un partido perfecto». El gran damnificado fue Bale, fuera de la titularidad, como en el encuentro de ida. El galés se marchó al vestuario sin meterse en el grupo de compañeros que saludaban a los seguidores. «Quería jugar, pero habrá muchos partidos si está listo», advirtió Zidane.